Rescatan un barco de más de 2.000 años en Mazarrón y descubren un objeto adelantado a su tiempo: podría cambiar la historia

Las olas del mar, de kilómetros de altura, golpean Mazarrón y todos los barcos que sobre su costa están navegando. En medio del temporal, azota gravemente a una embarcación que, poco a poco y con arrojo, se enfrenta a las olas. Sin embargo, pierde la batalla y acaba arrastrada hasta el fondo del mar.

De esta historia hace al menos dos mil años, y es ahora cuando podemos recrear prácticamente a la perfección este pecio que se hundió. No era, en realidad, ningún barco cualquiera, porque perteneció a los fenicios y puede darnos muchas pistas de lo que ocurrió en esa época en nuestras costas.

Los trabajos para rescatar el pecio y que vuelva a la superficie 2.600 años después comenzaron en septiembre y, dos meses después, podemos decir que la recuperación está siendo todo un éxito.

Al menos, así nos lo cuenta en 'La Tarde' Carlos de Juan, arqueólogo especialista de la Universidad de Valencia, que ha llevado a cabo esta excavación tan especial.

Él explicaba que han sido meses de trabajos muy duros, “de los que se dicen 24/7. Jornadas larguísimas, pero muy comprometidos con la responsabilidad que teníamos entre manos” decía.

Las técnicas para sacar y recuperar el pecio del fondo del mar

Como el propio arqueólogo explicaba en COPE, han tenido que diseñar un método de extracción muy especial para no dañar, en absoluto, al pecio. 

“Planificamos la prefabricación de camillas como si de pacientes se tratara para sacar las grandes fracciones del pecio aprovechando las fracturas que ya se habían provocado” comenzaba contando.

Y lo cierto es que, en todo ese trabajo, han podido recuperar un objeto que se han dado cuenta de que está más que adelantado a su tiempo. Se trata nada más y nada menos del ancla, que, básicamente, es similar a las anclas modernas.

“El interés es que es el primer avance tecnológico, no es una simple piedra para amarrar, a lo que entendemos tipológicamente como un ancla hoy en día, a pieza cepo del ancla, la más pesada lo enmascaran con un cajetín de madera que los contemporáneos pensaban que era imposible que funcionaria, pero el cajetín lo rellenaban de plomo y cumplía su misión” comenzaba explicando.

“El ancla que ha aportado la excavación es único en la arqueología. Hemos sido un equipo de doce arqueólogos subacuáticos y de cuatro en cuatro íbamos entrando para los trabajos diarios” aseguraba.

Por qué no se ha sacado el tesoro en 20 años

El pecio sufrió un embarrancamiento por un temporal y quedó varado en medio de la antigua playa y el futuro del barco ya estaba escrito: la arena terminaría cubriendo la embarcación con el paso del tiempo. “Ahora en la actualidad esa arena se fue retirando por diversos procesos geomorfológicos”, explica el investigador de la Universidad de Valencia en COPE. “Cambiaron las corrientes submarinas, las arena que enterraban el yacimiento desaparecieron y lo pusieron a la vista, y así fue descubierto en el año 1995”, añade.

Se trata de una pequeña embarcación que tiene 8 metros de eslora, es decir, de longitud por dos metros y medio de manga, es decir, de amplitud. No es un barco grande, pero se conserva intacto, según explica Carlos de Juan. “Además, una pequeña embarcación, que sus carpinterías nos lo describen como una navegación local, un intercambio a nivel regional que está en consonancia con las embarcaciones de largo recorrido que los propios fenicios sí que tenían para conectar el Mediterráneo occidental con el Mediterráneo central y el Mediterráneo oriental”.

Desde el momento en el que el tesoro se descubrió se ha intentado proteger y preservar en su emplazamiento original, bajo el agua. Lo han intentado durante dos décadas, pero la erosión submarina debilitaba cada vez más la madera del barco. Por eso, las autoridades decidieron que el mejor método de preservación era su extracción.