El exposoma, una mezcla de salud y Big Data, cambiará nuestra vida: "Medicina más personalizada y predictiva"
No nos preocupamos del humo, del ruido, de la luz o el estrés; pero realmente, un nuevo término acuñado por la ciencia nos dice que, al menos, deberíamos tenerlo en cuenta
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El ruido de los coches, el humo de los tubos de escape, la luz artificial de las luces y el estrés de un atasco. Todo esto es nuestro día a día y lo tenemos tan asumido, que no nos preocupamos. Pero realmente, un nuevo término acuñado por la ciencia nos dice que, al menos, deberíamos tenerlo en cuenta. Es el exposoma, que María Teófila Vicente Herrero, doctora experta en Medicina del Trabajo, describe como “el conjunto de todas las exposiciones ambientales a las que el individuo está sometido desde el momento que es concebido hasta el momento de su muerte”. Incluye los agentes físicos, químicos, biológicos, radiaciones, sociales o la situación económica.
Y la ciencia señala que es importante es conocer estos datos sobre el entorno porque los factores no genéticos contribuyen con alrededor del 90% del riesgo de las enfermedades crónicas y puede llegar a ser la segunda causa que más reduce años de vida en Europa. Y si conocemos las causas, podemos reducir su impacto.
Hay dos tipos de exposoma: el general y el específico. El específico hace referencia al “estilo de vida, consumo de tabaco, tipo de alimentación, actividad física y consumo de agua”; mientras que el general se trata de “aspectos medioambientales, cambios climáticos, entornos verdes y urbano, condiciones socioeconómicas de la población, tráfico y la contaminación por metales pesados”.
Seguro que habrá muchos estímulos de nuestro entorno de los que ni siquiera seamos conscientes. Tantos que tiene que ser muy complicado identificarlos todos. Pero aunque sea tan difícil, hay algunos investigadores que se lo han propuesto. Miguel Atienza, es ingeniero y trabaja en un proyecto del Instituto Carlos III junto con el Ministerio de Sanidad. Su equipo se ha propuesto desarrollar un modelo de datos relacionado con el exposoma. Este modelo de datos permite que “se pueda transferir” la información de los dispositivos móviles “al sistema de salud”, aclara Atienza.
Medicina de precisión y personalizada
Relojes o pulseras inteligentes, teléfonos móviles,... toda la tecnología que podamos llevar encima nos sirve para medir el impacto del exposoma. Esos datos pueden enviarse posteriormente al centro de salud y que el médico que nos atienda pueda tener una historia clínica más completa. Así, la doctora Vicente cree que se pueden llegar obtener “unas recomendaciones de hábitos saludables más fiable” dirigiéndose a “individuos o grupos poblacionales concretos”. Pero el gran descubrimiento cree que es “ir hacia una medicina mucho más personalizada y predictiva”.
Atienza lo identifica como “medicina de precisión”, pero va más allá y cree que “incluso el propio sistema” pueden avisarnos “si detecta” que estamos transitando por una zona con riesgo para nuestra salud y lanzar “recomendaciones automáticas”. Y todos esos datos generan un Big Data “que cambia en función de espacio y tiempo”, explica el ingeniero.
Hay dos obstáculos a los que se enfrenta este sistema de cara al futuro: la ley y el dinero. Esos datos que recaban las compañías no son gratuitos. Las empresas crean dispositivos que permiten analizar el entorno. Y para compartirlos con el sistema de salud, tienen primero que recibir su dinero. La tecnología va a estar al servicio de la salud, aunque no saldrá barato.
Y además, para manejar todos los datos privados, la ley es bastante restrictiva. La aplicación ‘Radar Covid’ demostró que este tipo de software pueden ser poco efectivos por las barreras legales. La normativa prevé “una serie de condiciones” que, si se cumplen, permiten el tratamiento de los datos, entre ellas está el consentimiento, por lo que, si el individuo lo da, el sistema podría funcionar. Frente al ‘Radar Covid’, la aplicación de exposoma solo necesitaría recabar la información de una persona.