¿A qué huelen las enfermedades? Así puedes ayudar a detectar las enfermedades a tiempo gracias a tu olfato
En 'Lo Que Viene' analizamos con una experta cómo podemos, con solo oler a una persona, saber si está enferma o no y ayudarle a prevenirlo
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Cuando llegó la pandemia del COVID, no teníamos mucha idea de cuáles eran los síntomas que se asociaban con esta enfermedad. Supimos que podrías tener fiebre, que te dolería el cuerpo y que tendrías ataques de tos. Hasta ese momento, los síntomas eran difícilmente distinguibles de una gripe, y, no era hasta más adelante cuando conocíamos algunos otros. Y es que, tiempo más tarde, descubríamos que había dos nuevos indicadores de esta enfermedad.
Entre ellos, estaba el de perder el gusto y el olfato, de una forma muy diferente a tener un resfriado común y corriente. Los que perdieron el olfato, algunos incluso lo perdieron durante un año, se dieron cuenta de lo importante que era tener este sentido, para absolutamente todo. Y es que no solo nos sirve para destacar algún olor entre otros, sino también para detectar que algo pueda estar pasando.
Y con esas, es como se ha descubierto que el olfato puede ser muy poderoso para hacer un diagnóstico precoz de ciertas enfermedades. Y es que se ha comprobado que las enfermedades desprenden ciertos olores que permiten identificarlas. Por ejemplo, la diabetes puede provocar que el aliento huela a manzana podrida, o que problemas renales tengan olor a amoníaco u orina, o las enfermedades graves del hígado se relacionen con el olor a moho, ajo y huevos podridos.
Claro, que para que estos olores sean perceptibles se ha de tener hiperosmia, o, lo que es lo mismo, tener el olfato más desarrollado. Y hay una persona en Escocia, Joy Milne, que tiene esta condición. Gracias a ella, se ha descubierto que el Parkinson también tiene un olor característico: a madera. Esto podría haberse quedado ahí si no fuera porque detectó este olor antes de que la enfermedad realmente se presentase.
El olfato, imprescindible para detectar el Parkinson
Joy Milne es escocesa y tiene hiperosmia. Algo que podría ser de lo más divertido, si no fuera porque, estando con su marido, se dio cuenta de que el olor de su marido había cambiado y que ahora emanaba un olor a madera. Hasta ahí podría haber quedado todo en una anécdota, si no fuera porque años más tarde a su marido le diagnosticaron Parkinson.
Una vez más, pudo ser una anécdota, si no fuera porque empezaron a acudir a conferencias de esta enfermedad y notó que, en una sala llena de personas diagnosticadas con esta enfermedad, detectó el mismo olor que el que tenía su marido.
Entonces, decidieron someterla a un estudio en el que ella misma fuera la que dictaminaba el veredicto. "Joy olería doce camisetas, seis eran de personas con Parkinson, y otras seis de personas sanas. Joy acertó cuáles eran las personas diagnosticadas e incluyó una más que, supuestamente era sana, y nueve meses más tarde, esta persona fue diagnosticada" explicaba en Lo Que Viene Maider Zubeldu, estudiante de un doctorado en Farmacología de la Universidad del País Vasco.
Es, por cierto, en la zona de la nuca donde más se puede oler esa madera que desprende la enfermedad del parkinson, por lo que es fundamental en estos diagnósticos precoces las zona sebáceas. "Estos componentes podrían facilitar el diagnóstico temprano del Parkinson y podrían ser buenos biomarcadores. No solo en la nuca, también en la cara, es la seborrea".
Y es que esto podría provocar que, con solo oler a una persona, se detectase precozmente una enfermedad que afectará, previsiblemente, a 12 millones de personas en el año 2040. "No sé si con estos biomarcadores podremos prevenirlo, pero si encontramos alguno bueno, podríamos llegar a ralentizar la progresión de la enfermedad" explicaba.