Voluntaria de Cáritas en residencias: “No hay persona más agradecida que los abuelos”
Cáritas Nacional presenta su resumen de actividades en el 2018
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Cáritas ha presentado hoy su memoria anual de actividades. Son datos que nos hablan de ayuda, de echar una mano. De eso sabe mucho Cáritas y así lo reflejan las cifran que han presentado en el resumen de sus acciones durante el año 2018.
Se invirtieron 353 millones de euros para acompañar a los 2,7 millones de personas dentro y fuera de España. Hay que recordar, por cierto, que de cada 100 euros invertidos por Cáritas en acciones sociales, 73 proceden de fondos privados.
También nos han contado cuál es el perfil mayoritario de las personas atendidas. Hablamos de una mujer, española, con hijos y que lleva más de 4 años acompañada por Cáritas.
Y uno de los datos más preocupantes es que la exclusión social afecta a 1,8 millones de personas que se malviven en el extremo de la exclusión más severa. Son son el 3,8% de la población y han seguido creciendo en los últimos años hasta incrementarse en más de 200.000 personas.
Hay datos también muy esperanzadores, como el aumento del número de voluntarios en Cáritas y el de recursos aportados por donantes privados.
Vamos a centrarnos en el dato de que el año pasado creció el número de voluntarios. Son ya 84.551 personas las que dedican parte de su tiempo a ayudar a las personas que lo necesitan. La voluntaria de Cáritas Barcelona Olga Sosa, que participa en el programa de personas mayores realizando visitas a residencias, ha declarado en Mediodía COPE: “No hay persona más agradecida que los abuelos. Es impresionante lo poquito que tú les das y lo mucho que te dan ellos. Yo, a nivel espiritual, estoy saturada de amor”.
Precisamente ayer Cáritas Barcelona presentó su memoria anual y hablaba de uno de los colectivos que más necesitan ayuda. Durante el 2018, se han atendido a más de 1.500 personas mayores de 65 años, un 8% más que el año anterior. Estas personas mayores cobran 500 euros de pensión y no pueden pagar el alquiler de una casa. Y muchas de ellas, tanto en sus casas como en residencias conviven con un algo tan doloroso como la soledad.