Dios se ha hecho carne para que podamos vivir el drama humano

Este fin de semana el filósofo francés Fabrice Hadjadj vuelve a España para participar en el Congreso Católicos y Vida Pública. Hace tres semanas pude escucharle en Encuentro Madrid hablar de qué significa que “la trama de la vida es preciosa”, confrontándose con una mentalidad que, según sus propias palabras, “odia la carne, sobre todo la carne humana… nos gusta más nuestro ordenador que nuestra propia carne”. Es un hecho que Hadjadj descoloca y es inclasificable según los rancios esquemas de “progresistas y conservadores” o “espirituales y guerreros culturales”, pero es un hecho que genera una expectación singular dentro de un mundo católico sediento y deseoso de afrontar este momento histórico.

Para él, lo que está en juego hoy es “la condición humana”: ¿por qué tenemos que seguir viviendo en este cuerpo capaz de sufrir y cuyo destino es la muerte, cuando podemos tener hijos mediante la tecnología y no mediante el sexo, si podemos detener o frenar el proceso de envejecimiento, si podemos ser inmortales o cambiar nuestro cerebro? Ya no es ciencia ficción acariciar la idea de ser un superhombre o un “transhumano”. El tema de la Postmodernidad, decía en una reciente intervención, “es seguir siendo humanos de carne y hueso y consciencia, vivir el drama humano de la historia, del pasado, y continuarlo”. Y, con audacia, concluía que para aceptar eso, para vivir el drama de lo humano, “has de creer que Dios se ha hecho carne”. Y en tomar conciencia de eso resume el misterio de su propia conversión. Un cristiano entiende que “cuanto más espiritual eres, más carnal eres, y cuanto más te ocupas de lo eterno, más te involucras en la historia… Cristo es un acontecimiento real en la historia, es una familia, pero también es… ¡una cena!”. Tener de nuevo a Fabrice Hajdadj entre nosotros es una buena noticia.