Desde Mosul, gratitud al Papa
Escucha la Firma de José Luis Restán del jueves 20 de febrero
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Escucha la Firma de José Luis Restán del jueves 20 de febrero
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Desde Mosul, la ciudad del norte de Irak que alberga alguna de las iglesias más antiguas de la historia, y que el llamado Estado Islámico convirtió en capital de su terrible califato, se dirige en estas horas un recuerdo especialmente agradecido al Papa Francisco en boca del joven arzobispo caldeo, Michael Najeeb Moussa. Hace cuatro años, en plena pandemia, el Papa quiso visitar Mosul asumiendo un riesgo personal, y aquella visita “fue una verdadera fiesta para toda la ciudad, cuyos ecos aún resuenan en la memoria de la población”, explica monseñor Moussa. Todos, cristianos y musulmanes, acogieron el llamamiento del Papa a vivir la fraternidad humana, a curar las heridas en nombre de Dios y a acelerar la reconstrucción de la ciudad y de su cultura. Por ese motivo, en la iglesia caldea de San Pablo se ha creado un pequeño museo para rememorar la visita y se ha fundado un centro cultural que lleva el nombre de Francisco.
Una década después de la pesadilla del Daesh, Mosul está recuperando el aliento y volviendo a su ritmo habitual. El arzobispo reconoce que se han dado progresos significativos en la educación, la sanidad y las infraestructuras de la ciudad. Y lo que es más importante, la población rechaza el espíritu fanático y las prácticas terroristas de los grupos salafistas. Según monseñor Moussa no hay ninguna posibilidad de que estos grupos fanáticos resurjan; por el contrario, existe una nueva colaboración entre la población, los servicios de inteligencia y el Gobierno para combatir la violencia y la ideología sectaria. Para la comunidad cristiana, la prioridad ahora es asegurar el retorno de las familias y para eso es necesario restaurar sus casas, disponer de trabajo y garantizar la educación a través de escuelas y centros de catequesis. Es verdad que aún queda mucho camino para que los cristianos sean considerados como verdaderos ciudadanos y no como una minoría marginal a la que proteger. Pero nadie olvida la especial paternidad que el Papa ha ejercido hacia sus hijos de Irak, y especialmente de Mosul.