Piedad popular, un pueblo en camino

Ha arrancado ya en Sevilla el II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular y lo ha hecho con la lectura de un bello mensaje del Papa que sitúa la eficacia evangelizadora de este Congreso en “nacer de Cristo, de la fe recibida en familia, de la experiencia de vivir y compartir esa fe en la hermandad, de ese salir unidos a vuestros sacerdotes, desde la parroquia, desde el templo de vuestro titular, hacia la Santa Iglesia Catedral, junto a las demás Hermandades, manifestando ser Pueblo en camino hacia Dios”. Y evoca Francisco estas palabras del obispo sevillano San Manuel González; “el pueblo tiene hambre de verdad, de cariño, de bienestar, de justicia, de cielo y, quizás, sin que se dé cuenta, de Dios”.

Toda procesión, explica, sigue su camino hasta terminar en el Sagrario, donde el Señor nos espera, porque “ese Pan vivo es el único que puede saciar el hambre de nuestra sociedad, un Pan que desde el altar nos llama para que dialoguemos con Él, para ser nuestro consuelo y nuestro reposo”. A continuación, traza un hermoso paralelismo entre “cargar” el paso del Cristo en la procesión y cargar cada día con la cruz que el Señor nos propone, o cargar sobre nuestros hombros al hermano que encontrarnos postrado en el camino, como lo haría el Buen Pastor. Es el mismo amor, dice Francisco, “es la misma caridad escondida que encontramos en el Sagrario, ese amor que tomamos de Cristo y llevamos al pueblo, en un continuo viaje de ida y vuelta que conforma nuestra existencia terrena”.

Piedad popular, presencia en las calles en torno a las impresionantes figuras de Cristo y de su bendita Madre. Un pueblo en camino que luego vuelve a sus casas y a sus trabajos para comunicar la belleza de la fe, el regocijo de la esperanza y el amor desbordante a sus hijos, a sus vecinos, al mundo en que le toca vivir. Todo un programa.