La vida es vocación

Esta mañana hemos podido escuchar al Presidente de la CEE, Luis Argüello, en Herrera en COPE. Me detengo en la cuestión relativa al próximo Congreso sobre vocaciones de febrero de 2025. Lo que trata de subrayar este Congreso es que la vida humana es, constitutivamente, vocación. Como ha explicado el arzobispo de Valladolid, “ninguno de nosotros ha tenido que rellenar una póliza ni aprobar un examen para nacer, la vida es un regalo, un don, ese es su secreto, y por tanto somos llamados”. La primera invitación que hace la Iglesia con este Congreso es a descubrir la vida entera como “vocación”, como respuesta a una llamada. Y cómo cambia la perspectiva de la familia, del trabajo, de las relaciones sociales, incluso de la política, cuando comprendemos esto.

Acostumbrados a hablar de crisis de las vocaciones al sacerdocio o a la vida religiosa, algunos han podido sorprenderse cuando monseñor Argüello dijo, al presentar el Congreso, que la vocación que hoy está más en crisis es la del matrimonio. Hoy ha vuelto sobre este aspecto, conectándolo con todo lo que se refiere a la falta de vínculos, al individualismo exasperado y a la falta de esperanza que deriva de la ausencia de significado. Ha recordado Luis Argüello que algún sociólogo habla ya de una “sociedad a-matrimonial”. Y es necesario profundizar en las consecuencias sociales y culturales de negar ese primer vínculo fundante que es el matrimonio abierto a la vida. Esto tiene una importancia extraordinaria social extraordinaria, y también la tiene para la Iglesia, porque todas las diversas formas de vocación están relacionadas.

Por lo pronto, este Congreso tiene un importante reto educativo cara al interior de la propia comunidad cristiana: entender que la vocación no es el asunto de “algunos”, es el horizonte de todos, desde que nos levantamos cada mañana. La vida es respuesta a un Tú presente que nos ama y nos convoca a vivir, a construir según su designio de amor para el mundo. Eso es lo que llamamos misión.