Dogmatismo irracional
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El gobierno se ha empeñado en sacar adelante por la vía rápida una serie de leyes de profundo calado ideológico que siembran de minas el campo de la ciudad común. Es lo que sucede con la nueva ley del aborto y la llamada “ley Trans”, a las que los obispos de la subcomisión de Familia y Vida han calificado como “colonización ideológica” impropia de un estado democrático.
Esta vez, la voz alzada por los obispos (que son también actores responsables de la conversación nacional, pese a quien pese) no resuena en soledad. Ya comentamos aquí las declaraciones de la exvicepresidenta Carmen Calvo sobre la “ley Trans”, subrayando que la condición sexual de las personas es un dato irrebatible, y advirtiendo que, si bien el Estado tiene que dar una respuesta a las personas trans, “el sexo no es ni voluntario, ni opcional”. Son reflexiones concordantes con la denuncia de la teoría “queer” contenida en la nota episcopal publicada ayer. También se acaba de pronunciar con gran preocupación el doctor Celso Arango, jefe del servicio de Psiquiatría del Niño y del Adolescente del Gregorio Marañón, que denuncia una verdadera explosión de falsos casos de transexualidad que se afrontan de un modo que luego resulta irreversible, con graves consecuencias para las personas. Los obispos se hacen eco, precisamente, de numerosos testimonios de personas que se han sometido a la reasignación sexual hormonal y quirúrgica, que no han visto solucionado su problema. El doctor Arango sostiene, además, que la autodeterminación de género, auténtica piedra angular de esta ley, es una locura desde el punto de vista científico y médico. En lugar de abrir un amplio diálogo con las instancias científicas y éticas de nuestra sociedad, el gobierno ha optado por otorgar a las ensoñaciones ideológicas de una minoría fuerza de ley, lo que está teniendo consecuencias nefastas, incluso antes de su entrada en vigor. Los obispos denuncian un “irracional dogmatismo ideológico”.