El Papa se deja interpelar sobre Ucrania

El pasado 8 de junio el Papa recibió a una pequeña delegación ucraniana con la que mantuvo un diálogo informal organizado por un viejo amigo argentino de Francisco, preocupado por el hecho de que una parte de la sociedad ucraniana percibe como ambiguos algunos de sus pronunciamientos e iniciativas ante la invasión rusa. Francisco afirmó que deseaba entender los problemas y reticencias que se hubieran despertado. Sus interlocutores le explicaron que el pueblo ucraniano está pagando un alto precio por ser el sujeto de su propia historia. Le pidieron que apoyara la entrada de Ucrania en la Unión Europea y le contaron la tragedia de Mariúpol y sus defensores, símbolo del sufrimiento provocado por la invasión. También argumentaron la necesidad de recibir armamento para defenderse de esta terrible agresión.

El Papa confirmó el derecho de los ucranianos a la legítima defensa y recordó sus iniciativas desde que comenzó la invasión: sus llamadas al presidente Zelensky y su presencia en la embajada rusa para llamar la atención del mundo; su intento de ir a Moscú para pedir a Putin el fin de la guerra, y el envío de los cardenales Czerny y Krajewsky para mostrar su cercanía al pueblo ucraniano. También dialogaron abiertamente sobre la posibilidad y las dificultades de una visita a Kiev, y sobre la necesidad de aclarar la doctrina católica con respecto a los conceptos de "guerra justa" y "paz justa", cuestión sobre la que Francisco reveló que ya se está trabajando. Por último, rezaron juntos por la paz.

Los ucranianos salieron agradecidos por este diálogo que ha permitido al Papa entender y valorar el punto de vista de los ucranianos, lo que no significa estar siempre de acuerdo con ellos. Por otra parte, reconocieron que es importante que la sociedad y los líderes de Ucrania tengan en cuenta la perspectiva del Vaticano sobre estos temas.