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Rechazado y elegido

José Luis Restán

Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Entre los nuevos cardenales anunciados por el Papa el pasado domingo figura el nigeriano Peter Okpaleke, obispo de Ekwulobia, una joven diócesis del sur de ese turbulento país africano donde ha arraigado una fe alegre y recia, que cada día debe afrontar grandes desafíos. La historia de este obispo da que pensar. En 2012 fue nombrado por Benedicto XVI obispo de Ahiara, lo que significaría una cruz para su vida. Desde el primer momento, un nutrido grupo de fieles, especialmente sacerdotes, rechazó aceptarle, debido a que pertenece a la etnia Ibo, siendo la etnia Mbaise mayoritaria en la diócesis. De hecho, nunca pudo desarrollar su misión pastoral en condiciones mínimamente aceptables. Tanto Benedicto XVI como Francisco dieron la batalla porque consideraron inaceptable el rechazo a un obispo debido a su etnia. Las medidas impuestas por Francisco para doblegar la oposición fueron durísimas, pero finalmente el Papa se convenció de que esta lucha no podía reportar ya beneficio alguno para la diócesis, y aceptó la renuncia del obispo, no sin reconocer su gran paciencia y amor a la Iglesia durante cinco largos años de sufrimiento. Este caso revela hasta qué punto el “triunfo” de la Iglesia suele pasar a través del “fracaso”, y muestra también el gran riesgo que el Señor ha estado dispuesto a correr al hacer pasar su salvación a través de un cuerpo formado por hombres y mujeres con todos sus límites y pecados.

Pero la historia no había terminado. En marzo de 2020 Francisco nombró a Peter Okpaleke primer obispo de la recién creada diócesis de Ekwulobia, donde este pastor no perdió tiempo en lamerse las heridas. Ahora, en un movimiento sorprendente, el Papa le llama a formar parte del colegio de los cardenales. El que fue despreciado por sus fieles en un rincón de África, formará parte del colegio que un día elegirá al nuevo sucesor de San Pedro para la Iglesia universal.

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