Sin maleta ni bastón

Sin maleta ni bastón
Publicado el
2 min lectura
El Papa quiere hacerse presente en el corazón martirizado de Ucrania, no sólo a través de sus mensajes sino con la presencia física de dos enviados, los cardenales Konrad Krajeswki y Michael Czerny. El polaco Krajewski es el Limosnero pontificio; Czerny, de nacionalidad canadiense y origen checo, se ocupa desde hace años de los migrantes. Ambos han emprendido viaje, podríamos decir, casi sin maleta ni bastón, y sin un itinerario demasiado definido, porque la guerra no permite mucha programación. Antes de llegar a Ucrania, ambos han tocado las heridas de los refugiados. Krajewski ha entrado a través de la frontera polaca y ha llegado a Leópolis, donde la imagen del hermoso Cristo de la catedral armenia ha sido introducida en un búnker para protegerla de los bombardeos… En esta bella ciudad de la Ucrania occidental se ha reunido con el arzobispo latino y con el jefe de la Iglesia greco-católica, el valeroso arzobispo Sviatoslav Sevchuk.
Por su parte, Czerny intenta cruzar la frontera desde Hungría. “Espero ser capaz de llevar algo de ayuda material, pero sobre todo voy para reunirme con la gente, para estar con ellos… es una presencia que puede parecer débil, incluso insignificante según la lógica del mundo y la fuerza de las armas”, ha reconocido el cardenal. Sin embargo, “estar cerca de su pueblo, de sus hijos que sufren, es la forma que Dios ha escogido para entrar en la historia del mundo”.
Ni Krajewski ni Czerny saben hasta dónde podrán llegar. Rezarán con las comunidades, compartirán el trabajo de los voluntarios que asisten a los refugiados y se reunirán con tantas personas como sea posible para llevarles la bendición y el abrazo del Sucesor de Pedro. Mientras, la Santa Sede volvió a pedir a Rusia que pare los ataques, que garantice los corredores humanitarios, que respete el Derecho Internacional.