Triunfar a través del fracaso

Los lectores españoles disponemos ya de una verdadera joya, el libro “La Iglesia de los Padres”, escrito por San John Henry Newman en 1833, que conserva toda su fuerza y frescura para iluminar nuestro presente. El testimonio y la obra de las grandes figuras de la Iglesia primitiva fue esencial para el camino de fe y de conversión de Newman. De ellos asimiló el criterio para entender que sólo la Iglesia presidida por el Papa podía llamarse realmente católica, y de ellos aprendió a mirar las vicisitudes de la historia, también los fracasos y dificultades de la propia Iglesia, con una certeza invencible.

Con su gracia e ironía incomparables, comienza así la Introducción de este libro publicado por Encuentro: “la Iglesia siempre es militante; unas veces gana, otras pierde; y más a menudo gana y pierde a la vez, en diferentes partes del mundo. Apenas cantamos el Te Deum cuando tenemos que volver a nuestros Misereres; apenas estamos en paz cuando nos encontramos en persecución; apenas obtenemos un triunfo cuando nos viene un escándalo. En verdad, progresamos a base de retrocesos… perdemos a Esteban para ganar a Pablo, y Matías reemplaza al traidor Judas… es así en todas las épocas”, sentencia el gran Newman. ¡Vaya si es así!, podemos decir nosotros.

A veces idealizamos periodos de la historia y, al comparar, nos lamentamos por la confusión y las desgracias de este momento, o nos quejamos de la debilidad de la Iglesia, o del maltrato que sufre a manos de quienes la odian… Dice Newman que en la historia de la Iglesia se suceden “caídas aterradoras y recuperaciones extrañas y victoriosas… y, en fin, la regla de la Providencia de Dios es que hemos de triunfar a través del fracaso”. ¡Qué lección para el presente!