"La reforma planteada por el PSOE para poner coto a la acción de las acusaciones particulares delata la mentalidad despótica del sanchismo"
Jorge Bustos pone el foco en la última proposición de ley lanzada por el Partido socialista este viernes
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Qué tal, soy Jorge Bustos, te doy la bienvenida al mediodía de este viernes, 10 de enero. Cuál es la prioridad de la agenda legislativa del Gobierno en este nuevo año. ¿La vivienda? ¿El precio de la cesta de la compra? ¿La financiación autonómica? Nada de eso: el principal problema para el Gobierno es la Justicia.
Pedro quiere reformar la Justicia. Y dices: ¿para dotarla de más medios y que sea más ágil y más independiente? No: para atarles las puñetas a los jueces y que no puedan investigar la corrupción de los políticos como venían haciéndolo.
Esta mañana Patxi López ha anunciado una proposición de ley del PSOE para poner coto a la acción de las acusaciones particulares, que son las que han logrado la imputación de Begoña Gómez, por ejemplo. Y que en su momento lograron la imputación de Urdangarin, o la de tantos políticos del PP.
Dice Patxi que esto lo hacen para impedir que los ultras abusen de las querellas, pero Manos Limpias no le parecía tan ultra cuando perjudicaba a la Casa Real o a algún pepero.
La figura de la acusación popular está protegida por el artículo 125 de la Constitución. Ningún Gobierno puede derogarla: pero puede limitarla. Y sobre la manera de hacerlo lleva meses cavilando Félix Bolaños, a las órdenes de ese hermano y esposo de imputados llamado Pedro Sánchez.
Porque esto no se le ha ocurrido a Patxi López: Patxi es ese cráneo jurídico privilegiado que dijo que la solución para la suelta de violadores de la ley del Sí es Sí era hacer otra ley para devolverlos al trullo, ignorando el principio penal de no retroactividad.
El plan es de Bolaños, que de día es ministro de Justicia y de noche medita la manera de socavar el Poder Judicial para blindar a su amo. La reforma incluirá además la eliminación del delito de ofensa a los sentimientos religiosos: esto seguramente lo ha pedido Broncano, que está como loco por ponerse a hacer chistes sobre el feminismo de Mahoma.
¿Y por qué una proposición de ley? Porque este camino le permite esquivar los informes preceptivos de los órganos jurídicos de Estado, que serían necesarios en caso de tramitarse como proyecto de ley.
¿Y qué posibilidades hay de que el Congreso conceda a esta proposición la mayoría absoluta de 176 síes que necesita Bolaños para complacer al hombre profundamente enamorado? Pues dependerá básicamente de Junts y del PNV. Todos los grupúsculos de extrema izquierda están a favor de recortar el poder de los jueces, a los que consideran fachas, así que esos votarán a favor.
Junts es probable que también, que para eso durante el procés se inventó lo del lawfare que ahora es doctrina oficial del PSOE de Pedro. Veremos qué opina el PNV, si ese día se levanta institucional o borroka. O simplemente lo compran una vez más con nuestro dinero.
El caso es que ahora se abrirá un largo trámite parlamentario en un Congreso bloqueado donde manda el chantaje de los nacionalistas: a ver qué nuevo precio piden por su sí.
Pero al margen de que salga o no adelante -que puede salir-, esta reforma delata la mentalidad despótica del sanchismo. Está tan convencido de que jamás perderá el poder, de que el PP nunca va a gobernar, que no se da cuenta de que cuando Pedro sea desalojado y la izquierda pase a la dura oposición, ya no podrá usar las querellas como ariete contra el Gobierno, como hizo en tiempos de Rajoy.
Es lo que pasa cuando emprendes una deriva autoritaria pensándote inmortal: que todos los oscuros instrumentos que ideaste para perpetuarte en el poder acabará usándolos tu adversario contra ti. Por eso PP y PSOE compartían un perímetro común de respeto al Estado de derecho, hasta la llegada a Moncloa del hombre profundamente enamorado... de sí mismo