"En vez de pistolas, qué van a utilizar nuestros policías para ejercer la disuasión: ¿el pintalabios de Yolanda Díaz?"

Escucha el monólogo de Jorge Bustos del viernes 25 de abril

- 3 MIN

Solo hay una cosa peor que el fanatismo, y es la hipocresía. Los hipócritas son la diana favorita de Jesús en el Evangelio, y perdóname que me ponga tan bíblico pero es que llevo cinco días en El Vaticano. Los fariseos son esos tipos que van por la vida con el dedito levantado diciéndonos a los demás lo que tenemos que hacer, pero que luego en su vida personal, o en su gestión pública, incumplen todos esos rigurosos preceptos que quieren imponernos a los demás. Hoy el fariseísmo ha cambiado de bando: los hipócritas abundan principalmente en el bando de la izquierda. Ejemplo de ahora mismo en España: el mismo Gobierno de colisión que rescinde un contrato millonario con Israel, porque Yolanda Díaz se pone a hacer aspavientos pacifistas para que no la maten Izquierda Unida y Podemos, resulta que le ha comprado a Netanyahu material de defensa y seguridad por valor de mil millones de euros desde la invasión de Gaza. Eso es ser un fariseo. Y además un chapucero con el que otros países no querrán hacer negocios. Y además un irresponsable con el dinero de todos los españoles, que ahora se va en indemnizaciones ideológicas.

Pero hay muchos más ejemplos. El mismo Sánchez que predica su apoyo cerrado a Zelenski le compra gas a Putin con nuestro dinero como si fuéramos húngaros. Y el mismo Sánchez que va de europeísta no es capaz de cumplir su compromiso con Von der Leyen de aumentar el gasto militar sin recurrir a la trampa del trilero que huye del pacto de Estado y escapa del aval parlamentario. Solo le preocupa que su Gobierno de coalición no se le rompa: ha bastado que la extrema izquierda amague con abandonarlo invocando un pacifismo de pandereta hippie para humillar a Marlaska por segunda vez en un mes.

Es verdad que Fernando Grande-Marlaska lleva ya años acreditando su servilismo. Digamos que es un hombre fácil de humillar. Se ha carbonizado estos años junto a Pedro, traicionando como ministro todos los principios que defendió como juez. Y claro, Pedro hace mucho que no lo respeta. Le obligó a tragarse sus palabras cuando afirmó que las competencias migratorias eran del Estado y no se podían transferir ni delegar a la Generalitat de Cataluña: bien, pues bastó que Puigdemont levantara una ceja para que Pedro entregase ese premio a un partido abiertamente xenófobo. Y ahora Moncloa rescinde el contrato con una empresa israelí para proveer de balas a nuestros policías. Y ahora qué. En vez de pistolas, qué van a utilizar nuestros policías para ejercer la disuasión: ¿el pintalabios de Yolanda Díaz? ¿Van a lanzarles a los malos los tuits de Ione Belarra?

Y tras la enésima desautorización, ¿qué ha hecho Marlaska? ¿Ha presentado su dimisión? ¿Ha esbozado acaso un mohín de protesta? En absoluto. Calla y traga, como le toca tragar por cierto el archivo de la causa contra Nacho Cano, que debería pedir ahora indemnización por daños y perjuicios. Marlaska es un esclavo de su propia ambición. Solo quiere seguir de ministro al precio que sea. Al precio que le va fijando a Pedro la extorsión diaria de la paleoizquierda y del separatismo".

Programas

Último boletín

04:00H | 26 ABR 2025 | BOLETÍN