Entre unos y otros, en la huelga del taxi quien sufre es el ciudadano, que queda como rehén de unos pocos que en su derecho de manifestarse y reivindicar, secuestran los derechos del resto, personas que como tú y como yo, también tiene sus propias batallas diarias.
Los taxistas en Madrid suman ocho días de huelga y ahora trasladan la protesta al centro de la capital. Esta mañana los antidisturbios les han desalojado del paseo de la castellana y después se han concentrado en la calle Génova con el lanzamiento de huevos incluido a la sede del Partido Popular. Es a la comunidad de Madrid a quien corresponde encontrar una salida a esta crisis, pero claro, a quien corresponde desde el mes de octubre cuando el gobierno de Sánchez se quitó el problema de encima a golpe de 'decretazo' tras la huelga de los taxistas en verano.
Los taxistas en Madrid exigen que se ponga coto a los VTC a la manera de Cataluña, que se obliga a pre contratar el servicio al menos con una hora de antelación, una medida que se va a llevar a los tribunales y que el presidente de la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido decía esta mañana en 'Herrera en COPE' que no van a dejar un pufo de 2.000 millones de euros solo por el chantaje de una pequeña parte del sector del taxi.
Los taxistas rechazaron la oferta de la Comunidad y el Ayuntamiento de establecer un criterio de distancia para poder contratar un VTC, es decir, evitar que un Uber o Cabify puedan montar a un usuario que le pare por la calle.
Aquí la cuestión es que para llegar a un acuerdo hay que ceder. El taxi está en su derecho de exigir que se regulen las VTC pero hay que tener también en cuenta que detrás de estas plataformas hay trabajadores y familias que viven de su trabajo y tienen sus derecho.