Sharenting, ¿se vulnera o no el derecho a la intimidad de nuestros hijos?: conoce los peligros
El 80% de los bebés ya están en las redes sociales antes de cumplir los seis meses
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El 80% de los bebés ya están en las redes sociales antes de cumplir los seis meses. Solo el 35% de los padres creen que esta práctica debería prohibirse. Son datos de una encuesta que ha realzado una compañía de impresión de fotos digitales, Cheerz, que ha pulsado la opinión de sus clientes españoles. Pero hay más datos sobre este fenómeno conocido como sharenting. El 89% de las familias europeas comparte aproximadamente una vez al mes contenidos de sus hijos en Instagram, Facebook o TikTok. Son datos de un estudio elaborado por 'EU Kids On Line' en 19 países.
Rocío comparte fotos de su hijo en redes incluso antes de que naciera. Le costó mucho concebir y a pesar de los peligros y las advertencias que los suyos le hacen, ha decidido mostrarlo al mundo. No como tiktokers, ni como influencers. Solo como madre. “Lo hago porque me gusta expresar mi felicidad, porque es tan grande la felicidad que tengo, que quiero que el mundo entero conozca a mi hijo, que el mundo entero sepa quién es mi hijo, y que sepan la felicidad tan grande que puede llegar a transmitir. El amor verdadero de un hijo que no puedes expresar de otra manera”.
En el otro lado está Cris, madre de un bebé de dos meses. Ella no comparte ni compartirá a su hijo en redes porque “prefiero evitar que la foto de mi hijo o cualquier información sobre él pueda tener repercusión o que pueda verla cualquier persona que pueda hacer lo que sea con las fotos de menores”.
Dos posturas que nacen del amor. Porque cuando compartimos esa foto, lo hacemos con toda nuestra buena voluntad, sin dobleces. Compartimos las fotos de nuestros hijos menores en redes sociales, en grupos de WhatsApp, los ponemos en las fotos de perfil, porque estamos orgullosos de ellos, de sus pequeños logros, de sus avances para nuestro círculo de amigos, para la familia... pero no somos conscientes del recorrido que esa foto, una vez en Internet, puede tomar.
Las consecuencias
“No somos conscientes del grave riesgo y los peligros que puede entrañar esta exposición de los menores en Internet- explica Diana Díaz, de la Fundación ANAR- porque estamos compartiendo información de su día a día, de su rutina, de su colegio, de su uniforme, de lo que les gusta, de las actividades fuera del colegio, de sus aficiones, incluso de temas que les hacen vulnerables.
Les estamos exponiendo a la mirada de otros, la mayoría con buenas intenciones, pero no sabemos a donde puede parar esa foto con los peligros que están ahí al acecho como el grooming (el acoso de un adulto a un niño o un adolescente) o el pederasta, incluso a que sean víctimas de fraude ... No podemos saber qué consecuencias puede tener”.
Hay veces que los menores de edad “llegan a etapas posteriores y ven publicaciones que han compartido sus padres y no les gusta, les exponen incluso al ojo de sus propios compañeros que pueden hacerle burlas o bulling”. Toda una cascada de consecuencias que no se pueden medir.
La protección legal de los menores
Ana Caballero, presidenta de la sección de infancia del colegio de la abogacía de Madrid, nos cuenta que tenemos normativa vigente que protege a los menores desde el año 2016. Se trata del reglamento europeo para protección de datos y desde 2018 la ley orgánica de protección de datos y garantías de derechos digitales. Los menores tienen reconocidos sus derechos digitales “el interés superior del menor-recuerda Diana Díaz- a su intimidad, a su imagen, a la protección absoluta de sus datos personales, al olvido, porque cuando se hace una publicación en internet ya no se puede retirar, derecho a su privacidad, a su libre expresión”.
“Tenemos normativa-recuerda Ana Caballero-pero el problema es de concienciación. Los padres desconocen muchos de los derechos de los menores, y es curioso que quien ostenta la patria potestad, que es quien teóricamente debe proteger y cuidar a ese menor, comparta datos de su hijo. Toda la normativa de privacidad lo que intenta es que el titular de esa foto pueda tener un control de sus datos. Si tú no los controlas y se difunden a través de la red, no podrá ejercitar ese derecho a la intimidad”.
¿Qué puede pasar con esa foto?
Los ejemplos que nos pone la abogada son muy claros. “Ahora a un tema muy en boga -recuerda- que es el de los datos biométricos a raíz de una empresa que está recolectando iris. Cuando pones fotos en Internet se te pueden captar datos biométricos... estás compartiendo datos sin que realmente sepas que lo estás haciendo y qué puedes compartir.
Otro tema muy relevante es el de Almendralejo: en septiembre unos menores, utilizando herramientas de IA y fotos que se habían subido, “desnudaron” a menores. No eran sus cuerpos, pero sí daban a entender que lo eran. Con todo lo que eso supone”.
Cuando subes una foto a la red, tú ya no controlas esa imagen. “Si los padres no son conscientes de que esto puede pasar en la red porque en el momento en el que subes una foto a la red tú ya no controlas qué uso se está haciendo de eso-insiste Ana Caballero-. El ejemplo de las menores de Almendralejo es muy representativo para que los padres piensen que si suben fotos a internet o las comparten, puede llegar a pederastas que apliquen inteligencia artificial para desnudar a sus hijos menores”.
Tomar conciencia, exigir más regulación
Lo primero que tienen que hacer los padres es conocer los peligros que existe en la red. Tenemos que formarnos, educar en consecuencia, conocer... por muy buena voluntad que le pongamos, estamos vulnerando derechos de nuestros hijos.
“Si no somos conscientes de ello, muy difícilmente vamos a poder educar a nuestros hijos en la importancia de la privacidad, de no compartir fotos, de que hay que tener cuidado con quien las compartes... Lo primero es concienciarnos y ser consciente de que una vez que compartas una foto o envíes por Watssap por muy cercano y de confianza que sea el círculo, tú ya has perdido el control de esa fotografía”.
La norma ya existe, y aunque no hay casos conocidos en nuestro país, un menor puede incluso denunciarnos. En Francia, una jueza condenó a unos progenitores a pagar 10.000 euros a su hijo por compartir sus fotos en redes. Fue en 2018. “Necesitamos herramientas y exigir políticas públicas-reclama la abogada- que desarrollen la normativa que ya existe relacionada con la protección del menor en el entorno digital”.