Deja Logroño por un pueblo de La Rioja de cuatro habitantes y evita la despoblación con un gesto: "Para que vaya el médico"
Jesús González trabajaba en la capital riojana y decidió dar un vuelco a su vida para convertirse en la persona en la que todos piensan en este lugar de la España vaciada

Carlos Moreno 'El Pulpo' cuenta la historia de Jesús González
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En el corazón de La Rioja, donde los viñedos se extienden hasta perderse en las montañas y embalses, la despoblación se cierne sobre los pequeños municipios, dejando en muchos casos un vacío difícil de llenar. Sin embargo, no todas las historias en esta tierra son de desolación. En un pequeño pueblo de tan solo 150 habitantes, El Rasillo de Cameros, un hombre ha decidido invertir su vida para ser una pieza clave en la lucha contra este fenómeno. Jesús González, quien dejó su trabajo en Logroño para mudarse a este rincón de la España vaciada, ha encontrado en su nuevo rol como alguacil una forma de evitar que el pueblo se apague.
La historia de Jesús no es la de un simple cambio de vida, sino un claro ejemplo de cómo la implicación personal puede convertirse en un motor de cambio para una comunidad entera. Con 50 años y una vida profesional consolidada en la ciudad, decidió dar un giro radical a su existencia. "Yo trabajaba en Logroño, pero por circunstancias familiares decidí dar un giro a mi vida", recuerda Jesús. "Pasaba mis fines de semana aquí, en Nieva de Cameros, y cuando me di cuenta, no quise regresar a la ciudad. La serenidad que me ofrece este lugar no la cambio por nada".
Un oficio tradicional
Ser alguacil en un pueblo pequeño como El Rasillo no se limita a cumplir con un cargo administrativo. Jesús es el nexo de unión entre los vecinos y el ayuntamiento, el responsable de mantener las infraestructuras del pueblo y, lo que es aún más importante, el pilar sobre el que descansa el bienestar de la comunidad. Su trabajo va más allá del mantenimiento de calles o del cuidado del agua potable, labores que lleva a cabo con un detalle meticuloso. También se convierte en un apoyo esencial para los residentes, especialmente para los más mayores, quienes dependen de su atención para realizar tareas cotidianas.
En El Rasillo, tenemos servicio médico dos veces por semana, los martes y viernes, y yo soy el encargado de abrir las puertas para que el médico pueda atender a los vecinos"
Alguacil de El Rasillo de Cameros, en COPE
"En El Rasillo, tenemos servicio médico dos veces por semana, los martes y viernes, y yo soy el encargado de abrir las puertas para que el médico pueda atender a los vecinos", explica Jesús. "Además, en invierno, me encargo de encender la calefacción para que todo esté listo cuando llegue el médico. También, cuando alguien tiene que ir a la consulta, yo me encargo de recoger las recetas y llevarlas a su casa". Este pequeño gesto, aparentemente sencillo, tiene un gran impacto en la vida de los habitantes del pueblo, que se sienten respaldados en cada uno de sus movimientos cotidianos.

El Rasillo de Cameros en invierno con nieve
El trabajo de Jesús no solo es una mezcla de tradición y modernidad, sino también una muestra de cómo la colaboración y el esfuerzo colectivo pueden hacer frente a la despoblación. En muchos lugares de La Rioja, los pueblos están luchando por no desaparecer. El Rasillo, a pesar de ser un pequeño lugar turístico con casas rurales, depende de figuras como la de Jesús para mantenerse vivo. "El Rasillo tiene un enorme potencial turístico, pero no solo vive del turismo, también vive del esfuerzo de sus habitantes por mantener sus costumbres y su identidad", afirma el alguacil.
Un compromiso vital
Lo que Jesús González hace no se limita a mantener el pueblo limpio y en condiciones para recibir turistas. Se trata de un compromiso con la vida misma del pueblo. Mientras el resto de La Rioja lucha por frenar la despoblación, figuras como la suya son las que marcan la diferencia en el día a día de las pequeñas comunidades. "La gente se conoce y se cuida. Aquí todo el mundo tiene un lugar y sabe que puede contar con los demás", señala.
Este tipo de implicación personal es la que permite que un pueblo tan pequeño como El Rasillo siga existiendo, aunque la población en términos generales siga cayendo. La figura del alguacil, aunque pueda parecer anticuada, sigue siendo esencial en lugares donde las necesidades básicas de la comunidad requieren de un apoyo constante.

Ciervos en El Rasillo de Cameros
En un mundo donde los desafíos de la despoblación se amplifican con el paso de los años, historias como la de Jesús González nos recuerdan que más allá de las políticas públicas, son las personas las que realmente sostienen la vida en los pequeños rincones de España. Como el propio Jesús asegura: "Mientras yo siga recorriendo las calles de El Rasillo, mi trabajo siempre será recordado". Y es que, en estos tiempos de incertidumbre, son los gestos más sencillos los que marcan la diferencia.