Un historiador aclara si Pizarro conquistó el Perú y al Imperio Inca como se cuenta: "La historia llegó manipulada"

José Luis Corral, escritor y catedrático en historia medieval, da las claves sobre cómo Francisco Pizarro llegó a Perú y acabó con el imperio Inca en esta zona

'Pizarro capturando al Inca del Perú', una de las primeras obras maestras de Millais. Tenía apenas 16 años cuando la terminó en 1846. La pintura muestra a Atahualpa, el último líder soberano del imperio inca, siendo capturado por el conquistador Francisco Pizarro.
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Poniendo las Calles

Carlos Moreno 'El Pulpo' charla con el historiador José Luis Corral sobre la historia del conquistador Francisco Pizarro

José Manuel Nieto

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La historia oficial de la conquista de América ha sido transmitida por siglos desde una perspectiva muy concreta, sobre todo la narración de cómo Francisco Pizarro, con un puñado de hombres, derrotó a uno de los imperios más poderosos del continente: el Imperio Inca. Sin embargo, como apunta el historiador José Luis Corral, escritor y catedrático en historia medieval, esa historia ha sido "muy manipulada" a lo largo del tiempo. En Poniendo las Calles, Corral expone las claves de la conquista del Perú y revela cómo, en realidad, Pizarro no actuó solo, ni de manera tan heroica y épica como nos la han contado.

Francisco Pizarro nació en una familia hidalga de escasos recursos, lo que lo impulsó a buscar fortuna en las Américas. Al igual que muchos otros conquistadores de la época, Pizarro estaba movido por una ambición implacable por el oro y la riqueza. Tras unirse a la expedición de Vasco Núñez de Balboa, Pizarro se estableció en Panamá, donde comenzó a forjar su nombre como soldado. No obstante, su objetivo era claro: hacerse rico a toda costa. Cuando escuchó los rumores de un imperio rico al sur, en lo que hoy conocemos como Perú, no dudó en tomar la decisión de emprender la conquista, a pesar de las enormes dificultades.

En 1526, después de un largo período de exploración y viajes por el Caribe y Panamá, Pizarro decidió embarcarse en una expedición al sur, tras recibir noticias sobre la riqueza del Imperio Inca. Lo que sucedió en ese momento es casi mítico: Pizarro reunió a un grupo de 13 hombres, conocidos como "Los 13 de la Fama", quienes, en condiciones de extrema precariedad, cruzaron una línea trazada en la arena por el propio Pizarro, aceptando el riesgo de la muerte, pero también la posibilidad de gloria y riquezas. Sin embargo, esta historia, como muchas otras de la conquista, está llena de exageraciones y simplificaciones.

Estatua de Francisco Pizarro Plaza Mayor Trujillo Extremadura España

Alamy Stock Photo

Estatua de Francisco Pizarro Plaza Mayor Trujillo Extremadura España

La historia nos cuenta que Pizarro, con un pequeño grupo de hombres, fue capaz de derrotar a un imperio que contaba con un ejército mucho más grande. Pero, como destaca José Luis Corral, eso es "absolutamente imposible". En la realidad, la conquista del Imperio Inca no fue una hazaña de 13 hombres valientes enfrentándose a un ejército de dos millones. En lugar de eso, Pizarro entendió rápidamente que los Incas, como los Mexicas, eran una élite dirigente que dominaba a un gran número de pueblos sometidos.

el Perú y al Imperio Inca

Corral explica que el Imperio Inca estaba compuesto por una jerarquía que oprimía a gran parte de la población indígena. Muchos de estos pueblos estaban sujetos a los Incas por la fuerza y no compartían la lealtad hacia su imperio. En lugar de una conquista directa contra el ejército Inca, Pizarro logró formar una alianza con estos pueblos oprimidos, que tenían un interés claro en deshacerse del yugo incaico. De este modo, el ejército de Pizarro se vio reforzado por miles de indígenas que no dudaron en unirse a la causa de los españoles.

Otro factor clave que facilitó la conquista fue la guerra civil que estaba sacudiendo al Imperio Inca en ese momento. José Luis Corral señala que la lucha por el poder entre los dos hermanos Huáscar y Atahualpa, miembros de la familia imperial, debilitó enormemente al imperio. Mientras tanto, los españoles, aprovechando esa guerra interna, supieron mover sus piezas estratégicamente. En palabras de Corral: "Pizarro se da cuenta de que hay mucha gente, indígenas sometidos y esclavizados, que para nada quieren estar bajo ese dominio tiránico de los Incas".

Gracias a esta situación, los conquistadores no solo se beneficiaron del apoyo de los pueblos oprimidos, sino también de la división interna entre los propios Incas. La falta de unidad en el imperio facilitó a los españoles una entrada más rápida y con menor resistencia.

Decoración de Azulejos de Mosaico en la capilla sepulcral de Francisco Pizarro, Conquistador del Imperio Inca, en la Catedral Metropolitana de Lima, Perú.

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Decoración de Azulejos de Mosaico en la capilla sepulcral de Francisco Pizarro, Conquistador del Imperio Inca, en la Catedral Metropolitana de Lima, Perú.

Aunque la historia de Pizarro y sus 13 hombres ha sido retratada como un acto de valentía sin precedentes, José Luis Corral destaca que esa visión ha sido "muy manipulada". La idea de que un puñado de españoles, con espadas y arcabuces, pudieran derrotar a un imperio entero es una simplificación de los hechos. En realidad, la conquista fue un proceso mucho más complejo, en el que intervinieron alianzas con pueblos indígenas, aprovechamiento de las divisiones internas y una estrategia política bien planeada. Como ocurrió en México con Hernán Cortés, Pizarro supo leer la situación y tomar ventaja de las debilidades del Imperio Inca.

"La historia llegó manipulada"

A pesar de las victorias y el avance de la conquista, no todo fue sencillo para los conquistadores. José Luis Corral también destaca que, dentro de los españoles, hubo enfrentamientos y luchas por el poder. Uno de los principales rivales de Pizarro fue Diego de Almagro, quien no tardó en poner en marcha una guerra civil entre los conquistadores. Los seguidores de Almagro, conocidos como "almagristas", se enfrentaron a los "pizarristas" en una serie de batallas, incluida la conocida Batalla de las Salinas en 1538, que terminó con la derrota de Almagro y su posterior ejecución. Así, mientras los Incas se disputaban el poder entre sí, los propios conquistadores españoles también libraban su guerra interna.

Pizarro, como muchos de los grandes conquistadores, no terminó su vida de manera gloriosa. En 1541, a los 66 años, fue asesinado en Lima por un grupo de almagristas que llevaban tiempo conspirando contra él. Pizarro murió apuñalado en su propia casa, en un último acto de violencia que reflejaba las luchas intestinas que marcaron la conquista. Aunque en su tiempo consiguió grandes riquezas y una posición de poder, su muerte fue una tragedia para la estabilidad de la colonia española en Perú.

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