Una neurocientífica desvela cuánto tiempo dura en tu cabeza una mala experiencia: "Puede estar coleteando"

Ana Triana Hoyos, experta de la Universidad de Aalto en Finlandia, explica en Poniendo las Calles a Carlos Moreno 'El Pulpo' su reciente investigación sobre cómo las rutinas diarias impactan en la actividad cerebral

José Manuel Nieto

Publicado el

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En Poniendo las Calles, Carlos Moreno 'El Pulpo' nos lleva a un fascinante viaje al interior del cerebro humano a través de la entrevista con Ana Triana Hoyos, neurocientífica de la Universidad de Aalto en Finlandia. Durante la charla, Ana expone su reciente investigación sobre cómo las rutinas diarias impactan en la actividad cerebral, revelando la intrincada conexión entre nuestra vida cotidiana y nuestro estado mental.

El cerebro, un órgano increíblemente complejo, sigue siendo uno de los grandes misterios de la ciencia. A pesar de los avances en la neurociencia, aún quedan muchas preguntas sin respuesta. En este contexto, el estudio de Ana se convierte en un faro de luz que ofrece nuevas perspectivas sobre cómo nuestras experiencias diarias pueden moldear nuestro cerebro. A lo largo de 133 días, Ana fue el sujeto de su propio estudio, monitoreando su conectividad cerebral mientras realizaba actividades cotidianas.

Una de las conclusiones más sorprendentes de su investigación es que no solo somos un poco diferentes cada día, sino que las influencias externas pueden resonar en nuestro cerebro hasta 15 días después de que ocurrieron. Esto implica que una experiencia negativa, como un mal día en el trabajo o un conflicto personal, puede tener efectos duraderos en nuestra actividad cerebral. "Si tengo una mala experiencia, puede estar coleteando en mi cerebro durante dos semanas", explica Ana, resaltando la relevancia de las rutinas y el bienestar emocional en nuestra vida diaria.

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Ana utilizó tecnología de última generación, incluyendo un smartphone y un reloj inteligente, para rastrear su actividad diaria. La recolección de datos incluía información sobre su sueño, nivel de estrés y bienestar emocional, permitiéndole ver cómo estos factores se correlacionan con su actividad cerebral.

Una neurocientífica

Este enfoque innovador es particularmente valioso porque va más allá de los estudios tradicionales que suelen enfocarse en grandes muestras de población durante períodos prolongados. La importancia de las rutinas se convierte en el hilo conductor de su discurso. "El estudio resalta la importancia de las rutinas y ojalá sean rutinas positivas", dice Ana.

Esto es fundamental en un mundo donde los cambios constantes pueden generar ansiedad y desorientación. Mantener rutinas estables y saludables puede, por lo tanto, ser crucial para nuestro bienestar mental y emocional. La charla también aborda cómo las rutinas afectan no solo la calidad del sueño, sino también la forma en que nuestro cerebro procesa la información.

      
             
      

Ana menciona que variables como la duración y la fragmentación del sueño están altamente correlacionadas con la actividad cerebral durante tareas de atención y memoria. "Los trabajadores de turnos, que tienen rutinas alteradas, son un grupo que presenta más problemas en este aspecto", señala, subrayando la relevancia de tener patrones estables en nuestras vidas.

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Además, Ana destaca que cada día que despertamos, nuestras condiciones mentales están influidas por múltiples factores externos. "Es fascinante cómo somos cambiantes, y nuestro cerebro también lo es", reflexiona. Esta capacidad de adaptación y cambio es, en esencia, lo que nos permite aprender y crecer.

Cuánto tiempo dura

Sin embargo, el estudio revela que estos cambios pueden ser tanto positivos como negativos, lo que subraya la necesidad de prestar atención a cómo gestionamos nuestras rutinas y experiencias. A lo largo de la conversación, queda claro que aún queda mucho por descubrir en el campo de la neurociencia.

      
             
      

La investigación de Ana no solo busca entender cómo funcionan las rutinas en un individuo, sino que también tiene implicaciones para tratar trastornos mentales. Comprender cómo se relacionan nuestras experiencias cotidianas con la actividad cerebral podría ayudar en el desarrollo de intervenciones más efectivas para quienes sufren de problemas de salud mental.