Una psicóloga señala el error que cometes con tus hijos y que altera su rutina del sueño: "Hasta que se queda dormido"

Un tema que preocupa a muchos padres es el problema del sueño de los niños y Macu Gortázar-Ibáñez de la Cadiniere da las claves sobre como ayudarles a dormir mejor

Una pareja de familia feliz con un pequeño hijo en brazos. Mamá, papá y el bebé se abrazan.
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Poniendo las Calles

Carlos Moreno 'El Pulpo' habla con la psicóloga Macu Gortázar-Ibáñez de la Cadiniere sobre el sueño

José Manuel NietoCarlos Moreno 'El Pulpo'

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El descanso infantil es una de las grandes preocupaciones de los padres. Los problemas para que los niños duerman de forma continua y reparadora pueden llegar a alterar la armonía familiar, generando frustración tanto en los pequeños como en los padres. ¿Por qué se despiertan tantas veces durante la noche? ¿Qué estrategias pueden ayudarles a descansar mejor? Estas y otras dudas fueron abordadas por Macu Gortázar-Ibáñez de la Cadiniere, psicóloga experta en el programa Poniendo las Calles, en una conversación con Carlos Moreno 'El Pulpo'. Gortázar-Ibáñez ofreció claves esenciales para mejorar la calidad del sueño infantil, con un enfoque que destaca la importancia de la autonomía en el proceso.

En su intervención, Macu Gortázar-Ibáñez explicó que es completamente normal que los niños se despierten durante la noche. Al igual que los adultos, los pequeños experimentan microdespertares al pasar de una fase de sueño a otra. Lo que diferencia a los niños de los adultos es que, mientras estos últimos suelen reincorporarse al sueño de manera automática, los niños pueden necesitar ayuda para volver a dormirse. Según la psicóloga, los despertares frecuentes no siempre son motivo de alarma, ya que pueden estar relacionados con factores como el desarrollo físico y emocional, el aprendizaje de nuevas habilidades, o incluso la necesidad de seguridad emocional.

Uno de los errores más frecuentes que cometen los padres, según Macu, es el intento de que el niño se quede dormido en brazos, o bien quedarse en la habitación hasta que el niño se duerma. Esta práctica puede generar un vínculo dependiente, donde el niño aprende a asociar el sueño únicamente con la presencia del adulto. "Lo que ocurre es que si el niño se queda dormido en los brazos de sus padres o si estos se quedan en su cama, el niño no aprende a dormir de manera autónoma", explicó Gortázar-Ibáñez.

Las manos de una madre y un padre amorosos sostienen a un bebé recién nacido. La paternidad feliz y la alegría de ser padres

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Las manos de una madre y un padre amorosos sostienen a un bebé recién nacido. La paternidad feliz y la alegría de ser padres

La psicóloga recomendó a los padres implementar una rutina estable que incluya actividades relajantes, como el baño, la cena, el lavado de dientes y la lectura de un cuento, para que los niños asocien estos rituales con la llegada del momento de dormir. Sin embargo, destacó que el momento crítico es el de dejar al niño en su cama y permitir que se duerma sin necesidad de intervención constante de los padres. Este proceso gradual ayudará a que el niño aprenda a autogestionarse durante sus despertares nocturnos.

La edad y la madurez en los patrones de sueño

La edad del niño influye de manera significativa en sus patrones de sueño. A medida que el cerebro del niño se desarrolla, sus sueños también lo hacen. En este sentido, la psicóloga explicó que la estimulación diaria – como aprender a caminar o hablar – puede generar despertares nocturnos debido al exceso de experiencias nuevas y emociones no procesadas durante el día. Además, la aparición de pesadillas es una fase evolutiva común, especialmente a medida que los niños desarrollan su capacidad para entender el mundo que les rodea.

Gortázar-Ibáñez enfatizó que no es necesario preocuparnos por los despertares nocturnos a menos que estos se acompañen de signos de agotamiento o alteraciones en el comportamiento diario del niño. Si el niño parece estar cansado durante el día o tiene dificultades para concentrarse en sus actividades cotidianas, puede ser un indicio de que su descanso nocturno no está siendo reparador.

A la hora de establecer una rutina de sueño, Gortázar-Ibáñez subrayó que no existe una "hora mágica" para acostar a los niños, pero sí es importante que el descanso se ajuste a la cantidad de sueño que el niño necesita en función de su edad y madurez. Los niños más pequeños, por ejemplo, necesitan entre 11 y 16 horas de sueño, que incluyen las siestas. El error común de muchos padres es intentar evitar las siestas con la esperanza de que el niño duerma mejor por la noche, pero según la psicóloga, esto puede resultar contraproducente, ya que los niños también necesitan descansar durante el día para tener un buen descanso nocturno.

Primer plano de padres sosteniendo a su hijo recién nacido envuelto en una manta en casa

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Primer plano de padres sosteniendo a su hijo recién nacido envuelto en una manta en casa

Asimismo, Gortázar-Ibáñez aconsejó a los padres que ayuden a sus hijos a establecer asociaciones positivas con el momento del sueño, utilizando apoyos como peluches o mantas, siempre y cuando estos no se conviertan en algo esencial para que el niño pueda dormir. De lo contrario, el niño podría depender de estos objetos para conciliar el sueño, creando una dependencia poco saludable.

El dilema de "dejar llorar"

Carlos Moreno planteó una de las grandes dudas que muchos padres enfrentan: el método de dejar llorar al niño, conocido como el método Estivill. La psicóloga fue clara al respecto, explicando que, aunque este método tiene sus defensores, también ha sido criticado por expertos que sostienen que puede generar ansiedad en los niños. Según Gortázar-Ibáñez, el método de "dejar llorar" puede funcionar en algunos casos, pero no es el único camino. La psicóloga abogó por una opción más gradual, en la que los padres retiren su presencia poco a poco, permitiendo que el niño aprenda a dormirse solo sin sentir que se les abandona de manera abrupta.

El sueño infantil es un tema complejo, pero con las estrategias adecuadas, los padres pueden ayudar a sus hijos a mejorar la calidad de su descanso. Establecer rutinas, fomentar la autonomía a la hora de dormir y ser conscientes de los factores emocionales y evolutivos que afectan al sueño de los niños son aspectos clave para garantizar que los pequeños tengan un descanso reparador. La clave está en la paciencia, la consistencia y en ofrecer un entorno seguro que favorezca un sueño profundo y saludable para los niños.

Herrera en COPE

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