Recibe una herencia familiar y su decisión con unas cabañas cambia la vida de un pueblo de Lleida: "Con 18 años"
Sebastiá quería sacarse un dinero mientras estudiaba, comenzó a reconstruir las bordas familiares con el objetivo de alquilarlas y ha convertido Areu en un reclamo turístico

Carlos Moreno 'El Pulpo' conoce diferentes proyectos de personas que devuelven la vida a pueblos vacíos con Marc y Óscar
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Vivir en Areu, un pequeño pueblo del Pirineo de Lleida, es un privilegio que pocos pueden disfrutar. Rodeado de naturaleza, aire puro y una tranquilidad inigualable, Sebastiá, un joven de 22 años, ha convertido este lugar en su hogar y en el epicentro de un proyecto que está revitalizando la zona. “Te levantas por la mañana, abres la puerta y lo que te encuentras es esto: montaña, aire limpio y silencio”, cuenta con entusiasmo.
Sin embargo, no todo es idílico en esta región. “La comunicación es un problema. No hay transporte público y cualquier gestión requiere el coche”, explica Sebastiá. A pesar de estos inconvenientes, el joven ha logrado transformar las antiguas bordas familiares en un próspero negocio de turismo rural.
De una borda a un destino turístico
La historia de Sebastiá comienza cuando recibe una herencia familiar: una borda, una pequeña cabaña de pastores que llevaba generaciones en su familia. Con solo 17 años, decide reformarla para alquilarla y así obtener ingresos mientras estudiaba en la universidad. “Quería sacarme un dinero extra, así que empecé a arreglarla poco a poco”, recuerda.

Una borda de Areu en pleno invierno
El proyecto fue creciendo. Lo que comenzó con una borda se convirtió en una red de alojamientos rurales que ha atraído a visitantes de toda España. “Ahora tengo varias bordas y reservas durante todo el año. No me lo habría imaginado cuando empecé”, confiesa Sebastiá.
Su historia ha llamado la atención de viajeros y medios de comunicación. Entre ellos, Marc y Óscar, dos creadores de contenido especializados en historias de pueblos con encanto, quienes descubrieron el proyecto y decidieron documentarlo. “Nos impresionó su iniciativa. Ha conseguido dar una nueva vida a estas cabañas y convertirlas en parte del atractivo turístico de Areu”, explica Marc.
Pero Sebastiá no solo ha conseguido un negocio rentable. Su proyecto también ha supuesto una recuperación del patrimonio histórico de la zona. “Estas bordas no solo eran construcciones antiguas, sino parte de nuestra historia. Al restaurarlas, no solo he creado un alojamiento, también he preservado un legado familiar”, afirma orgulloso.

Una borda de Areu
Areu, gracias a esta iniciativa, está viendo un aumento en el turismo, lo que ha incentivado la economía local. Este tipo de proyectos demuestran que la España vaciada puede encontrar una nueva oportunidad si hay personas dispuestas a apostar por ella.