Ve un pantalón que le gusta en un pueblo de Huelva y vive su peor experiencia al probarse la prenda: "Daba cabezazos"
Domingo Moya, un oyente de Poniendo las Calles, le cuenta a Carlos Moreno 'El Pulpo' la situación de claustrofobia que sintió en Higuera de la Sierra

Un oyente de Poniendo las Calles de Huelva cuenta a Carlos Moreno 'El Pulpo' su peor experiencia de claustrofobia
Publicado el
3 min lectura
En un pequeño rincón de Higuera de la Sierra, un pueblo en la provincia de Huelva, Domingo Moya vivió lo que muchos podrían considerar una de las experiencias más angustiosas de su vida: un episodio de claustrofobia que lo dejó sin aliento, todo por un pantalón que le había gustado en un puesto ambulante. La historia fue contada por el propio Domingo durante su intervención en el programa Poniendo las Calles, presentado por Carlos Moreno 'El Pulpo', un espacio muy querido en la radio local que recoge las anécdotas y vivencias de los oyentes.
El relato de Domingo comienza con lo que parecía un momento común: la compra de una prenda que, de entrada, le llamó la atención en un puesto de ropa ambulante. En ese tipo de mercados populares que se instalan en los pueblos, muchas veces nos encontramos con objetos que nos atraen de inmediato. El pantalón que vio Domingo no fue la excepción, pero lo que parecía ser una simple compra se transformó en una pesadilla. El vendedor le sugirió que se probara la prenda en la furgoneta del puesto, una sugerencia que en un principio no le pareció alarmante, pero que en cuestión de minutos se convirtió en un episodio angustioso.
Cuando se metió en la furgoneta para probarse los pantalones, las puertas se cerraron accidentalmente y, debido a un viento fuerte, no pudo abrirlas. "Daba cabezazos, patadas, la furgoneta se meneaba", recordó Domingo con voz entrecortada. La claustrofobia, esa sensación de angustia y pánico al estar en espacios cerrados, se apoderó de él de forma incontrolable. Lo que había comenzado como un intento de probarse una prenda se convirtió en una lucha desesperada por escapar de un espacio que lo estaba ahogando.

Una instantánea de Higuera de la Sierra, Huelva
"Me dio una claustrofobia tremenda", contó Domingo, quien, desesperado, intentó hacer todo lo posible para abrir la puerta. En ese momento, el vendedor se percató de la situación y, al abrir la furgoneta, Domingo pudo salir. Afortunadamente, no pasó a mayores, pero la experiencia dejó una marca en su memoria. "Casi me mato dentro de la furgoneta. Qué claustrofobia me entró más mala. Casi me muero", expresó, visiblemente afectado.
En un pueblo de Huelva
Este tipo de situaciones nos recuerda lo importante que es estar consciente de nuestras fobias, esas pequeñas o grandes limitaciones que, en ocasiones, pueden transformarse en auténticas pruebas de resistencia emocional. En el caso de Domingo, la claustrofobia no solo afectó su bienestar físico, sino también su capacidad para disfrutar de una simple compra.
Lo más curioso de esta historia es cómo, en un pueblo como Higuera de la Sierra, con su aire tranquilo y apacible, las situaciones más cotidianas pueden dar paso a experiencias desbordantes que nos enseñan algo importante sobre nuestros propios miedos y límites. Domingo Moya, con su sincera intervención, ha logrado compartir una de esas vivencias que, aunque inusuales, reflejan lo cerca que estamos todos de enfrentarnos a lo inesperado, incluso en un entorno tan familiar y cercano como el de un mercado en un pueblo andaluz.
Su peor experiencia
La claustrofobia, como muchas otras fobias, puede ser una limitación difícil de controlar, pero compartir experiencias como la de Domingo también sirve para normalizar estas situaciones y hacerlas visibles. A veces, un pantalón que parece atractivo puede terminar siendo el detonante de un enfrentamiento con nuestros propios miedos. Sin embargo, el mensaje final de Domingo es claro: "Ya me conoceís un poquito más, Pulpo", como un recordatorio de que, a pesar de los momentos difíciles, siempre hay espacio para compartir nuestras vivencias y aprender de ellas.

El pueblo blanco de Higuera de la Sierra, Huelva
Esta anécdota nos invita a reflexionar sobre la importancia de conocer nuestras emociones y limitaciones, ya sea en un pequeño pueblo como Higuera de la Sierra o en cualquier otro lugar. Y, por supuesto, nos recuerda que la vida siempre tiene algo que enseñarnos, incluso a través de las experiencias más inesperadas.