El ejemplo del Buen Samaritano, más vigente que nunca en una sociedad castigada por la pandemia

El periodista y sacerdote Josetxo Vera ahonda en 'Siempre aprendiendo' en la encíclica del Papa Francisco 'Fratelli tutti'

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El ejemplo del Buen Samaritano, más vigente que nunca en una sociedad castigada por la pandemia

Josetxo Vera

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Un mes y medio después de que el Papa Francisco firmara la encíclica 'Fratelli tutti' en Asís (Italia) para proclamar que todos somos hermanos, el periodista y sacerdote Josetxo Vera sigue ahondando en este documento pontificio en el podcast 'Siempre aprendiendo'.

En medio de la oscuridad de estos días por la pandemia y suscitada por un individualismo exacerbado en el que tanta gente se olvida de otra gente, los descartados, el Papa nos invita a hacer luz con una parábola de hace 2.000 años, pero que hoy interpela a las personas de buena voluntad, más allá de sus convicciones religiosas. Es la parábola del 'Buen Samaritano': el hombre que iba de camino desde Jericó a Jerusalén y se encontró con un hombre asaltado al borde de desangrarse. El 'Buen Samaritano' se acercó, curó sus heridas, lo llevó a una posada y dio el dinero para que le siguieran atendiendo mientras él estaba ausente. A diferencia de este buen hombre, otros no se pararon.

Hoy Jesús nos sigue diciendo que tenemos que hacer lo mismo con los hombres de nuestro tiempo y ser mejores samaritanos, porque cada vez en este mundo hay más heridos. Hoy nos enfrentamos con la opción de ser buenos samaritanos o ser uno de los que pasaron de largo de aquel herido. Podemos ser también el posadero que se hace cargo a largo plazo del herido.

En nuestro recorrido diario tenemos personas heridas que están a nuestro lado y precisa de nuestra fraternidad. El Papa Francisco nos invita a vivir con los ojos abiertos y atentos a las necesidades de otros, salir del egoísmo. La propuesta del Papa en la encíclica es hacerse frente ante el que necesita ayuda. No hay que pensar si es de los nuestros, si piensa como nosotros, si es de nuestra raza, religión o tribu. Solo pensar si está necesitado.

Todos estamos concentrados en nuestras necesidades y problemas, por lo que ver a alguien sufrir nos perturba, nos hace preguntarnos. No queremos peder nuestro tiempo por culpa de los problemas ajenos. Pero el buen samaritano es el modelo. No podemos construirnos de espaldas al dolor. Tenemo que seguir el ejemplo del buen samaritano. La existencia de cada uno de nosotros está vinculado al entorno que tenemos cerca.

La existencia de cada uno de nosotros está ligada a la de los demás. La misión es infinita, pero por ello Francisco nos invita a ser de abajo y de a uno. Pugnar por lo más concreto, lo más local hasta el último rincón del planeta. A veces las grandes discusiones multinacionales no lleva a conclusiones concretas, mientras el de al lado sufre. Falta un lugar donde poner a esta persona, tener instituciones que le acojan, la posada de la parábola.

Todas las vidas están ligadas a las personas que tenemos cerca. ¿Cómo se hace esto? ¿Cómo podemos buscar a los demás de uno en uno e irles cambiando su vida? Se trata de que el nosotros sea más fuerte que la suma de las individualidades. El Papa nos invita a hacer cada uno lo que puede, y se vayan sumando otros que nos hagan más fuerte.

Para vivir la caridad y la fraternidad, el nosotros es más fuerte que el individuo. La generosidad no se trata de esperar un beneficio o reconocimiento. Al buen samaritano lo que le paga es su consciencia, que los ojos de Dios lo ven. No necesitan que le paguen por nada, sino que siente el deber de ayudar al otro, y su recompensa es la eternidad.

Todos tenemos una responsabilidad sobre las personas heridas. Esa persona de la parábola a veces no es una sola persona, puede ser un pueblo entero. Puede ser una comunidad que se sienta apartada por la desidia social o política.

La historia del buen samaritano no es antigua, pertenece ya a la sabiduría popular. Pero se repite de manera cada vez más frecuente. Ahora con la pandemia hay muchas necesidades. Cuando superemos la pandemia, vendrá una pandemia económica. Será un camino desolado. Muchos tendrán problemas laborales, económicos, psicológicos... Pero Jesús confía en lo mejor del espíritu humano y que cada uno haga mejor las cosas.

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