¿Está limitada la libertad de expresión en España?

El periodista y sacerdote Josetxo Vera reflexiona en 'Siempre aprendiendo' sobre el tema de la libertad de expresión

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¿Está limitada la libertad de expresión en España?

Josetxo Vera

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Hace unos días ha habido una polémica en relación con la libertad de expresión, si está o no limitada. Se hablaba de un cantante que por las letras de sus canciones la Justicia ha decidido que eran ofensivas y por tanto ha decidido que esa persona tenía que ir a la cárcel, pero muchas otras personas creen que esa es libertad de expresión.

En la calle ha habido mucho revuelo sobre el tema de la libertad de expresión y eso merece un comentario en Siempre Aprendiendo.

Las polémicas en torno a este acontecimiento han sido bastantes duras. Se han visto incidentes en la vía pública, ruptura del mobiliario urbano y también polémicas dentro del Gobierno. Hoy en día parece que la libertad de expresión es la primera de las libertades y que por sostener a todas las demás es una libertad ilimitada. Parece que limitar la libertad de expresión es limitar al hombre en su humanidad porque lo que nos constituye como personas es la capacidad de pensar y tener ideas propias, y difundir estas ideas es necesario para que el hombre desarrolle y realice su humanidad.

En la cabeza del hombre contemporáneo la libertad se manifiesta como el bien más radical del hombre, como algo irrevocable que no se puede eliminar de ningún modo. El hombre que no es libre, no es hombre. A la raíz de todo está la libertad y los valores que se enfrentan a la libertad deben de estar por debajo de la libertad.

Que viene primero, ¿la libertad o la dignidad humana? ¿Se puede dar libertad sin un respeto a la dignidad humana? Surgen muchas preguntas y hay muchos otros principios que pueden hacer visible que la libertad tiene una limitación. Hay también trabas históricas que intentan poner limites a la libertad y que no deben ser tolerados.

¿Qué es la libertad? Hoy hay un gran debate en torno a esto, podremos pedir por la calle y nos darían muchísimas respuestas. Seguramente una de las respuestas comunes sería la capacidad de elegir. En la medida en que puede elegir se hace humano.

La capacidad de elegir parece que es uno de los elementos que articulan la libertad. No es un debate pequeño, porque si la libertad es el valor básico de la sociedad en la que vivimos estaría bien definir que es la libertad. Nos podemos acercar a la literatura, al cine, a la tragedia griega o a la de Shakespeare y nos daremos cuenta de que cada uno tiene una definición.

Si te dan a elegir cómo te van a matar, ¿eres libre? Nadie diría que esa persona es libre. Esa capacidad de elegir no parece significar la libertad que ese individuo tiene, más bien la libertad que le falta. Ya se ve que la simple capacidad de elegir no implica una mayor libertad. Esta capacidad de elegir está a la base de la libertad, pero ¿es lo único? Ya se ve que hay más cosas dentro de la libertad. La cosa cambia cuando hay que elegir entre un bien y un mal: allí hay un ejercicio real de la libertad.

Si ponemos ejemplos extremos nos pueden ayudar para ver si hay un ejercicio de libertad. Si te dan a elegir entre trabajar o robar un banco allí sí que hay un ejercicio de libertad personal. La libertad, que es la capacidad de elegir, necesita un bien.

Pero damos un paso más, ¿qué pasa cuando si me dan a elegir entre un bien o un mal elijo el mal? ¿Esta elección, que he hecho con libertad, me hace más humano? Hay decisiones que tomamos en las que la humanidad queda engrandecida y hay otras en la que queda empobrecida. Allí está la clave de la libertad. Soy libre cuando pudiendo elegir entre el bien y el mal la decisión que toma me hace más plenamente humano, cuando elijo ayudar a un vecino y hacer el bien. Ese es el punto de la libertad que está en relación con la humanización.

Por eso la libertad no es solamente la capacidad de elegir, sino la capacidad de elegir aquello que me hace más plenamente humano. Y no es una libertad para mí, sino para los demás. El error fundamental es la idea de un puro egoísmo, yo elijo mi propio bien. El ser humano no es un ser para sí, se construye y crece en relación con los demás que me hacen mejores personas. Yo crezco en el trato con los demás.

La libertad de expresión no es solamente la capacidad de elegir y tampoco es ilimitada. Es la libertad para expresar el bien e ideas que pueden mejorar la humanidad, promover a las personas. Tiene que estar orientada a hacer crecer al otro, al bien de todos los demás. Esa libertad se dirige a la difusión del bien, a buscar el bien del conjunto de la sociedad. Por eso la libertad de expresión es fundamental para construir la sociedad, para conseguir los fines que tenemos como sociedad. La libertad de expresión está limitada: no existe libertad de expresión para el insulto, para la difamación, para la calumnia, mentira y al odio.

Hay un punto especial con la libertad artística y creativa. ¿Cuándo uno utiliza esa libertad para ofender o para fomentar el odio, eso es respetable? Todo esto ocurre en un momento en que las redes sociales elevan este problema a la enésima potencia. De alguna forma es una reflexión que tenemos que hacer entre todos.

Para una libertad de expresión hace falta educación, sentido de responsabilidad hacia los demás, obligación al bien común y respeto. No es decir lo que quieras, sino lo que de tus opiniones pueden servir al bien de los demás. Lo que puede ofender no hace falta decirlo.

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