Sínodo y sinodalidad: ¿Qué significan estas dos palabras tan actuales en la vida de la Iglesia?

El periodista y sacerdote Josetxo Vera reflexiona en 'Siempre Aprendiendo' sobre estas dos palabras que serán protagonistas en los próximos años en la actualidad de la Iglesia

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Sínodo y sinodalidad: ¿Qué significan estas dos palabras tan actuales en la vida de la Iglesia?

Josetxo Vera

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En la Iglesia tenemos una cierta experiencia para utilizar palabras difíciles de entender, con un significado muy antiguo, pero que las seguimos utilizando como si todo el mundo por la calle las utilizara. Acabamos así teniendo un lenguaje peculiar dentro de la Iglesia.

Una de esas palabras son las de Sínodo y la de sinodalidad. Pero son palabras muy importantes porque dentro de muy poco va a ver un Sínodo sobre la sinodalidad y entonces o nos ponemos al día o nos vamos a perder un paso importante en la vida de la Iglesia.

Cada dos o tres años se celebra en Roma un Sínodo de obispos. ¿Qué es un Sínodo? Es una reunión de los obispos de la Iglesia para hablar y discernir sobre una cuestión de actualidad en la vida de la Iglesia y de la sociedad. Fue una idea que se le ocurrió a Pablo VI a partir del Concilio Vaticano II recogiendo una institución que en la Iglesia había de tiempos anteriores, reuniones de obispos en una zona para afrontar un tema. En la primera Iglesia eran relativamente frecuentes. San Pablo VI dijo que quería tener una reunión con los obispos para debatir cuestiones que afectaban a todos y el primer Sínodo de los obispos fue en 1967.

¿Qué significa la palabra Sínodo? En el griego clásico se hablaba de la conjunción de dos planetas. La expresión significa “caminar juntos, caminar a la vez” y tiene mucho sentido en la vida de la Iglesia. Nosotros creemos que la vida es un camino que nos dirige hacia el Cielo y tiene sentido que en ese caminar estemos juntos, unos con otros. Por eso Pablo VI organiza el primer Sínodo y desde entonces ha habido varios.

Los Sínodos son de tres tipos: ordinarios, extraordinarios, especiales. Los primeros tratan materias que se refieren a toda la Iglesia universal: la familia, los sacerdotes, los obispos...Los Sínodos extraordinarios se celebran cuando las materias son de punto urgente y solamente ha habido tres, el último de ellos dedicado a la Familia. Y luego hay Sínodos especiales que se refieren a una zona geográfica concreta.

En los Sínodos de los obispos, para caminar juntos, participan muchos expertos que ayudan en la reflexión, auditores que tienen un papel relevante y participan en el día a día, personas de otras confesiones cristianas. El próximo Sínodo de los obispos va a ser en 2023 y va a hablar sobre la sinodalidad. ¿Qué significa esta palabra? Es una palabra muy propia del vocabulario de Papa Francisco, es el modo de ser sinodales. En el fondo, nos habla de una nueva cultura en la Iglesia, un nuevo modo de hacer.

En el fondo, lo que consiste es implicar a toda la Iglesia en la reflexión sobre las acciones de la Iglesia, sobre sus prioridades, sobre sus modos de ser y hacer, sobre que nos está demandando el mundo de hoy. Ante esta reflexión siempre habrá gente que creerá que el debate va a ser sobre el magisterio de la Iglesia y en este campo se aseguran muchas decepciones. El Sínodo no se reúne para debatir la identidad de la Iglesia ni su doctrina.

¿Cómo podemos describir el planteamiento sinodal? Sería una primera fase de amplia escucha de todos, donde todos intervienen en torno a un tema, después un profundo discernimiento de los pastores y en tercer lugar el momento de las decisiones que realiza el Papa que se siente iluminado por los fieles y acompañado por los pastores. Este planteamiento sinodal ya lo hemos vivido así en los últimos Sínodos del Papa Francisco: escuchó a muchos grupos que contestaron a un cuestionario previo para que todo el mundo pudiera escribir. En el fondo es querer escuchar a todos.

Suelen ser en el mes de octubre los Sínodos y a partir de las encuestas los obispos hacen su discernimiento y lo ofrecen al Papa. Ayudados por el Espíritu Santo ofrecen al Santo Padre un documento en el que se han cuajado ya las iniciativas que han llegado de todo el mundo. A partir de ese documento el Papa elabora la Exhortación Apostólica Post-Sinodal. De algún modo en cada sitio se acoge el documento del Papa y se vuelve a poner en marcha acogiendo las iniciativas del lugar, las diversas culturas. Este es el movimiento sinodal, una especie de movimiento circular que hace avanzar la vida de la Iglesia.

El Papa Francisco dice que el Sínodo de los obispos debe convertirse en un instrumento para escuchar al Pueblo de Dios y pide que el Espíritu Santo impulse a los padres sinodales a escuchar. Por eso aunque el Sínodo es un organismo puramente episcopal, no vive separado del resto de los fieles, sino que los escucha para dar voz a todo el Pueblo de Dios. Estas dos patas del asunto son muy importantes. Además el Santo Padre pide que en la Asamblea Sinodal haya un espíritu de discernimiento.

Este es el proceso sinodal y cómo desarrollarlo e implementarlo es el tema del próximo Sínodo. De hecho ya en los últimos días el Papa ha anunciado que quiere se abra en todas las diócesis un proceso de discernimiento sobre la sinodalidad y que después que haya una fase continental para acabar con la tercera fase, el Sínodo de los Obispos.

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