Carta del obispo de Ciudad Real: «Comenzamos la Semana Santa»

En su carta, Gerardo Melgar propone reflexionar sobres nuestras propias actitudes a través de los personajes que protagonizaron los momentos cruciales de la Pasión de Cristo

gerardomelgarviciosa

Redacción digital

Madrid - Publicado el

5 min lectura

Un año más, comenzamos la Semana Santa, una semana de especial importancia y fervor para todos los cristianos porque en ella conmemoramos los principales acontecimientos de nuestra redención: la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo.

Una semana especial para hacer una reflexión profunda sobre los personajes de la pasión, con las características de cada uno de ellos contrastándolas con las nuestras actitudes a la hora de comportarnos como creyentes.

Dentro de los personajes que aparecen en la pasión muerte y resurrección hay algunos de especial relevancia para nosotros, por ser personas que vivieron la pasión, muerte y resurrección con actitudes muy distintas.

En la lectura de la Pasión del Señor, aparecen estos personajes principales:

En primer lugar están los sumos sacerdotes, los escribas, los fariseos, las autoridades religiosas: han hecho trato con Judas, han dado falso testimonio contra Jesús, lo han acusado de blasfemo, lo quieren quitar de en medio, lo quieren eliminar.

La razón es que los ha llamado a la conversión y ellos no están por convertirse. Le tienen envidia porque habla con autoridad y hace lo que dice, mientras que ellos dicen, pero no hacen lo que dicen.

También nosotros queremos quitar de en medio a Jesús, nos estorba, nos resulta incómodo, nos exige conversión y, nosotros, nada. Entonces lo marginamos y lo olvidamos en nuestra vida.

Otro personaje es Judas, como historia de la traición del amigo

Pocas cosas hay tan duras como el que un amigo nos traicione. Esta es la historia de judas con Jesús: la historia de la traición del amigo

Jesús lo tenía por amigo, como a todos los discípulos, Jesús lo quería, había compartido con él sus secretos, lo había distinguido con un cargo de confianza, le había hablado de desprendimiento, eran amigos. Judas conoce sus secretos y, el mismo Jesús, cuando lo entrega, lo llama amigo. Y el amigo lo traiciona, vende toda su amistad por treinta monedas de oro.

También nosotros vendemos a Jesús y su amistad, lo cambiamos por otras monedas: las monedas del orgullo, del egoísmo, de las críticas destructivas, de la comodidad, del placer, del tener, del poder, del miedo a vivir nuestra fe.

Judas, cuando es consciente de lo que ha hecho, se suicida. A nosotros, lo mismo que a él, se nos pide que nos convirtamos, que dejemos de cambiar al Señor por pequeños diosecillos que no dan la felicidad, aunque a veces la busquemos en ellos equivocadamente.

Otro personaje destacado es Pilatos, juez de Jesús. La historia de Pilatos con Jesús es la historia de un cobarde: le llevan a Jesús, lo examina, no encuentra nada culpable en él, quiere salvarlo —«¿a vuestro rey voy a crucificar?, yo no lo encuentro culpable»—; le gustaría ser justo, pero quiere complacer a la gente. Y por dar gusto a la gente y no quedar mal con nadie, lo condena.

Cuántas situaciones de cobardía en nuestra vida: ante alguien que despelleja a otro, y nosotros sabemos que no es verdad lo que dice, ante alguien que está hablando mal de la fe, de la Iglesia, ante el miedo a la mala prensa, ante una injusticia.

Sentimos miedo: miedo a nosotros mismos, miedo a los de nuestra propia casa, miedo a los compañeros, miedo al ambiente contrario a nuestras creencias y valores, miedo al compromiso a saber defender nuestra fe, y pasamos por lo que haga falta.

Otro personaje importante es Pedro, que es la historia de un gran corazón que sucumbe ante la dificultad.

Él había demostrado su valentía cuando Jesús le dice que le va a negar y él responde que no, cuando saca la espada en Getsemaní para defender a Jesús. etc. Pero, cuando apresan a Jesús, se apodera de él el miedo y termina negándolo por tres veces como le había anunciado Jesús, por miedo a correr su misma suerte, y por miedo a que le vengan mal dadas.

En Pedro vemos nosotros una persona que nos cae bien porque nos vemos reflejados en él y en sus actitudes.

Nosotros queremos vivir la fe y cumplir y vivir lo que Jesús nos dice, nos lo hemos propuesto muchas veces y solo pensarlo nos llena de gozo y alegría pero, cuando aparecen las dificultades, las renuncias que exige ese seguimiento, sucumbimos y terminamos haciendo lo que no queremos y negando lo que veíamos que era nuestro camino. Nuestras buenas intenciones de seguir a Jesús se cambian en negaciones de su persona y su mensaje.

Pedro lloró amargamente su pecado y cambio ante la llamada de Jesús resucitado y entregó su vida por Él. Nosotros debemos también llorar nuestros pecados y cambiar para tener a Jesús y su seguimiento como lo más importante de nuestra vida.

Jesús el gran protagonista de la historia, Él es el gran modelo de vida para nosotros:

• Muere por amor al Padre y a los hombres.

• Valora la amistad con los discípulos: les cuenta sus secretos, les deja su testamento y los llama amigos.

• Muere perdonando: a Pedro, a los verdugos, a Judas lo llama a la conversión.

• Aceptación de la voluntad del Padre, aunque le cuesta, valora la oración y el trato con su padre.

• Muere por testigo de la verdad, para ello ha venido, para dar testimonio de la verdad.

• Entrega su vida pendiente de los demás: ora por los suyos, saca la cara por ellos: «Si me buscáis a mí, dejad marchar a estos».

+ Gerardo Melgar Viciosa

Obispo de Ciudad Real

nuestros programas

ECCLESIA ALVARO SAEZ

Ecclesia

Con Álvaro Sáez

Domingos a las 13:00h