Carta del obispo de Cocia-Cáceres: «Carta de Navidad a los niños: Uno para todos y todos para Él»
Madrid - Publicado el
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Estoy muy contento de poder escribiros esta carta de Navidad por primera vez. Bueno, mejor me presento primero. Me llamo Jesús Pulido Arriero, y desde el mes de febrero soy vuestro nuevo Obispo. Nací en un pueblo pequeñito, como muchos de nuestros pueblos, llamado Santa Ana de Pusa, en la provincia de Toledo. Llevo muchos años siendo sacerdote: una alegría, la gran alegría de mi vida, que quiero compartir con vosotros, y también animaros a preguntaros si no os llama también a vosotros el Señor Jesús a servirlo en los hermanos.
Ya se acerca la Navidad, esa fiesta tan bonita en la que los cristianos celebramos el nacimiento de nuestro gran amigo Jesús, allá lejos, en Belén; en un pesebre, rodeado de animales. Como única calefacción tenía la paja del pesebre. Pero, sobre todo, contaba con el cariño de sus padres, José y María. Con su nacimiento, ya nos está anunciando el evangelio y dando un grandísimo ejemplo: “Jesús, siendo rico, se hizo pobre, para enriquecernos” (2Cor, 8,9). ¡Qué hermoso es compartir lo que somos y lo que tenemos! ¡La alegría de compartir! Eso demuestra lo mucho que se quiere a las personas, a los amigos, a los hermanos.
Compartir nos ayuda a estar unidos a los demás porque tenemos cosas en común. Y a compartir y a estar unidos con los demás aprendemos, especialmente, en nuestras familias. Una familia, como cualquiera de las nuestras, cuando se quiere mucho y de verdad, es un gran equipo, que es difícil de vencer. La unidad nos hace fuertes, fuerte en el amor.
Y si el punto de unión entre todos es Jesús, entonces la unión se convierte en comunión: todos formamos un solo cuerpo. A eso llamamos comunión, a estar unidos desde lo más profundo de nuestra vida, desde el corazón, desde la cabeza, que es Jesús. Comunión es sentir como nuestro lo que le pasa a los demás, y soñar con ellos.
Tres palabras bonitas e importantes para un cristiano. ¿Os las podéis aprender? Compartir, unidad y comunión. Muy bien, y ahora os invito a que las practiquéis en vuestras casas con los hermanos, en el colegio con los compañeros, en la calle con los amigos, y en el mundo con los niños y niñas que no tienen tantas cosas como nosotros. Las huchas del compartir son un bonito gesto por nuestra parte.
Espero que paséis una feliz Navidad y que ayudéis a los demás a ser felices. Que la Sagrada Familia de Nazaret, Jesús, María y José, os conceda un corazón generoso y fuerte, para ser, como dice el lema de la Infancia Misionera, “uno para todos y todos para Jesús”.
Con mi bendición, vuestro amigo Obispo.