El trabajo incansable de esta parroquia de Madrid para ofrecer "caminos de paz" entre los más vulnerables
Tras varios meses de pandemia las iglesias siguen ofreciendo, a través de distintas iniciativas, toda la ayuda posible para los que se encuentran en situaciones de necesidad
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El proyecto Amar Siempre Más inauguró hace una semana un centro para dar comidas ya elaboradas a los más vulnerables y el párroco de Santa María la Blanca de Canillejas, José Crespo, ha hablado con Aleluya para contar, entre muchas cosas, cómo están viviendo este momento complicado que dura ya desde muchos meses.
“La pandemia ha hecho visible lo que ya sabíamos era algo muy frágil, el tema de los trabajos precarios, las familias que de repente han visto sus ingresos desaparecer. Cuando hubo el confinamiento estas familias no sabían cómo iban a sobrevivir” nos cuenta Padre José. Durante los primeros meses de la pandemia pudieron constatar que “los que estábamos en la parroquia teníamos que evangelizar los que más lo necesitaban. Nosotros mismo descubrimos nuestra propria pobreza y es en ese momento que construimos una familia, nace una sinergia entre las necesidades y las capacidades de todos”.
La necesidad urgente de las comidas
Sobre el proyecto Amar Siempre Más, José nos cuenta que son “las mismas personas que necesitan ayuda los que entran después en el proyecto. Podemos ver cómo detrás de las necesidades materiales, hay mucho más”.
Desde el proyecto se dieron cuenta cómo había una necesidad urgente con el tema de las comidas por qué “la mayor parte de la gente vivía con un alquiler de habitaciones sin derecho a la cocina”. Lo que intentaron, a través del proyecto, es “cubrir esa necesidad de alimentos a través de la preparación de comidas”. Lo que hace especial esta iniciativa es que “entre todos lo preparamos, los mismos beneficiarios ayudan. Hacemos un itinerario con ellos que nos permite conocer sus capacidades. Se hacen voluntarios, consiguen el título de manipulador de alimentos y vienen a ayudar”.
La necesidad espiritual y los retiros
El párroco de Santa María la Blanca de Canillejas insiste en que detrás de la necesidad material hay, muchas veces, una necesidad espiritual. “La mayor parte de las personas abandona la práctica de la fe pero cuando conseguimos que vengan a ayudar les proponemos, a quien es creyente, una vida de oración y de fe” nos cuenta José.
Asimismo, desde la parroquia organizan retiros para quien quiera con algunas charlas de formación. “Todo el mundo sale muy agradecido y siempre nos piden que haya más retiros o nos preguntan cómo pueden ser voluntarios”. José admite que “esto es un posible camino de paz, cómo el que habla Papa Francisco en la nueva encíclica, si hay una paz posible es que la integra todas las personas, por muy diferentes que puedan ser”.
El día a día de los voluntarios y los caminos de paz
Sobre el día a día del centro, el párroco de Santa María la Blanca de Canillejas nos explica que “todos los días, entorno a las 11:30 llegan los voluntarios y se les asignan diferentes tareas. Empiezan a preparas las comidas y sobre las 13:00 se cita la gente para venir a recoger la comida”. “A partir de ese momento podemos ver cómo se acerca algún componente de la familia o también hay gente que viene a buscar comidas para otras familias o amigos” nos explica José.
Cada semana aparecen nuevas familias, “las valoramos y les explicamos de qué trata el proyecto. Intentamos reconocer si pueden colaborar en otros proyectos o si pueden beneficiar de otras necesidades” añade José.
Por último, José ha querido dejar para Aleluya un mensaje: “Hay una brecha enorme entre los que se ganan la vida con esfuerzo y las personas que jamás van a poder salir de esta situación de pobreza. Los caminos de paz son posibles cuando integramos en nuestras vidas estas personas. Personas tan distintas, de diferentes lugares, que viven como hermanos y caminan juntas”.
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