Jorge Gutiérrez: “Tengo un cáncer incurable pero no tengo miedo porque Dios me quiere con locura”

A Jorge un dolor en la pierna le llevó a un diagnóstico que no se esperaba: un tumor cerebral inoperable. ¿Cómo se enfrenta uno a una noticia así?

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Redacción Religión

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Nos acercamos a los días, quizá, de mayor sentido de la vida cristiana. En Semana Santa recordamos la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Estos días el sufrimiento sobra especial atención. Decía el psiquiatra Viktor Flankl, fundador de la logoterapia, que el sufrimiento deja de ser sufrimiento cuando se le encuentra un sentido. Ante el dolor, la enfermedad o el vacío existencial que muchas veces nos rodea, nos preguntamos ¿tiene sentido el sufrimiento hoy en día?

A veces los reveses de la vida nos ponen entre la espada y la pared. La falta de respuestas ante algunos problemas que nos bloquean o ante la propia enfermedad, puede incluso hacer que nuestra fe se tambalee. A Jorge Gutiérrez un dolor en la pierna le llevó a un diagnóstico que no se esperaba: un tumor cerebral inoperable. ¿Cómo se enfrenta uno a una noticia así?

“La verdad es que yo lo encajé bien. Yo creo que Dios es mi padre, me quiere con locura y todo es para bien. No tengo miedo y no estoy angustiado. Es verdad que tengo momentos, pienso en el futuro y en mis hijos, pero estoy bien. Estoy extrañamente feliz”, asegura Jorge. A él lo que más le ha ayudado ha sido la fe y también su familia. “Mi mujer es una Santa, me está cuidando y estoy extrañamente bien”. Jorge cree que es una “suerte” que sepa cuándo se va a morir porque así puede prepararse y dejarlo todo bien atado para sus hijos.

El sufrimiento acompaña al ser humano, forma parte del vivir. Aceptarlo y comprenderlo nos ayuda a paliar esa sensación que a veces nos desborda. César Cid es Diácono, además de experto en Duelo y Atención Espiritual al final de la Vida. Asegura que en la sociedad en la que vivimos “no queremos hablar de la muerte”. César explica que “no es tanto el miedo a la muerte si no el saber qué va a pasar después”. La fe “da sentido a lo que nos espera, pero no como una esperanza tonta, si no desde el convencimiento de que somos amados por Dios y desde el amor, todo es posible”.