Las cinco perlas del discurso del cardenal Omella al inaugurar la Asamblea Plenaria

La sala de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española estaba ayer al completo. La gran mayoría con mascarilla. Y todos expectantes para escuchar el discurso de su presidente, el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella. Muchos subrayaban el folleto entregado con sus palabras, otros simplemente cerraban los ojos para escuchar mejor... y los periodistas tomaban nota de aquello que iban a destacar en sus medios. Pero ¿cuáles han sido las perlas de su discurso? Muchas, no solo por los temas sino por la fuerza que le dio a cada uno de ellos. En ECCLESIA destacamos las cinco perlas que pueden ayudar a focalizar

1. Lo han destacado todos los medios de comunicación. La perla más importante es su petición de perdón ante los abusos:

"La Iglesia manifiesta su profundo dolor y vuelve nuevamente a pedir perdón por los delitos cometidos por hermanos nuestros"

"La Iglesia tiene la oportunidad de trabajar para que dichos abusos no se repitan y para destapar esta nueva forma de esclavitud mundial que no se quiere abordar. Es una nueva esclavitud que afecta a toda la sociedad, de la que estamos tomando conciencia y en la que lamentablemente algunos miembros de la Iglesia también han participado"

2. Sobre la acogida a los refugiados ucranianos, destacando la solidaridad automática de tantas personas y tantos sectores de la sociedad. Pero la perla es una petición explícita de coordinación:

"La Iglesia seguirá colaborando, como lo ha hecho hasta el momento, pero reclama una acción más coordinada entre todos los actores públicos y privados"

3. La importancia de cómo los medios comunican. Así, el cardenal pone sobre la mesa el esfuerzo que cada medio debe hacer para "contar la realidad hasta el fondo". La perla:

"Lo quieran o no, los medios son hoy, además de garantes de la crítica y del debate plural, instrumentos de una narración que ayuda a la convivencia o que la desgasta e incluso la rompe"

4. Ante las relaciones de la Iglesia con los poderes públicos, el cardenal Omella destacaba que siembre ha habido dos extremos: ver a la Iglesia como un enemigo o tratar de apoderar y servise de ella. Por eso, ahí la perla:

"La Iglesia no tiene intereses económicos, geoestratégicos ni ideológicos particulares"

Porque como explica, con humildad la Iglesia quiere colaborar activamente en la edificación "del mundo que viene". "La Iglesia no tiene otro interés en este mundo que defender la dignidad del ser humano, promover el bien común y trabajar para rehacer la comunión y la fraternidad".

5. Ante el laicismo y la libertad religiosa... la contundencia del presidente de la Conferencia Episcopal es clara:

"Podemos pensar diferente sin tener que ser atacados. Todos merecemos respeto"