Las tres tradiciones de la Semana Santa de Plasencia que se remontan varios siglos
La Semana de Pasión de Plasencia aúna devoción y fe desde la religiosidad popular y la tradición, de hecho se trata de celebración religiosa más antigua de Extremadura
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La Semana Santa de Plasencia, documentada ya en el siglo XIII, deja bellas estampas, ya que gran parte de sus actos procesionales discurren por el casco monumental de la ciudad. El desfile delante de la Catedral, el paso por la judería o por las calles del adarve, sin duda son momentos destacados del discurrir de los pasos y cofradías por las calles de la capital del Valle del Jerte.
Representación de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo en el casco histórico, unido a la valía de sus tallas, le han valido el reconocimiento a la Semana Santa Placentina como Fiesta de Interés Turístico de Extremadura.
La Semana de Pasión de Plasencia aúna por tanto devoción y fe desde la religiosidad popular y la tradición, de hecho se trata de celebración religiosa más antigua de Extremadura.
El cordero pascual
Llegada la Cuaresma, el padrino regala al ahijado un cordero lechal o “borreguino” al que se le colocaba un lazo que representaba la pureza. Los más pequeños de la familia solían llevar a este cordero como si fuera un perro hoy día. Con una cuerda los llevaba hasta los lugares de praderas con hierba que había en las zonas extramuros de la ciudad. Se acercaban con sus borregos hasta las orillas del Jerte, los huertos o la zona de la Isla. Era un evento muy social que se encuentra su conexión histórica con la época judía y que ha tenido su continuación en la tradición cristiana de Plasencia. Era el juguete de los niños durante la Semana Santa. Como los regalos de los niños el día de Reyes.
¿Dónde adquirían los padrinos estos corderos? En la misma Plaza Mayor donde los martes había mercado y se celebraba el “Martes”, un mercado con 8 siglos de historia que comienza con la fundación de la ciudad. Allí se congregaban fruteros, charcuteros, comerciantes de todo tipo, artesanos, pescaderos y también había hueco para los ganaderos de ovino de se acercaban hasta la plaza para vender sus borregos después de la época de paridera. Un lugar de encuentro de la sociedad placentina que hoy día sigue siendo punto de unión tanto de los propios vecinos como de las comarcas del entorno.
Una vez que trascurría la Semana Santa, llegaba la Pascua y el cordero era sacrificado. Los niños no eran conscientes del sacrificio de los corderos. Era un matachín el que se encargaba de ello y los niños pensaban que el cordero desaparecía porque ya se iba a comer sólo al campo. Aunque, por otro lado, el cordero era degustado el siguiente domingo al Domingo de Resurrección, que en Plasencia se celebra la Romería de la Virgen del Puerto, patrona de la ciudad.
Esta tradición ha estado vigente hasta hace unos 30 o 40 años aproximadamente en Plasencia cuando empezaron a aplicarse las actuales normas sanitarias en el ámbito ganaderas.
El sermón de las 7 palabras
Se trata de una tradición religiosa que antiguamente se celebraba en Plasencia que consistía en ofrecer un sermón sobre las 7 últimas palabras de Cristo en la Cruz:
- “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”
- “Hoy mismo estarás conmigo en el paraíso”
- “Mujer, he ahí tu hijo. He ahí tu madre”
- “Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado”
- “¡Tengo sed!
- “Todo está consumado”
- “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”
Este sermón era ofrecido por un sacerdote de fuera de Plasencia que además solía tener una importancia relevante dentro de la Diócesis. El lugar era la antiguamente conocida como la ermita de Santiago Apóstol.
Actualmente hablamos del Santuario del Cristo de las Batallas. Una iglesia que se ubica en la Av./ de la Salle, ya extramuros, en el camino de ronda de la ciudad enlazando con la calzada de la Mesta. Fue construida ex profeso para uso del peregrinaje jacobeo. Buena prueba de ello son todos los signos que peregrino que se pueden reconocer en la ornamentación y en las piedras que están labradas con conchas, calabazas, bordones y otros detalles similares.
Los oficios
La tradición de los oficios en Plasencia, comenzaba en el tiempo de Cuaresma cuando los placentinos tapaban las imágenes con paños morados. Un acto que se prolongaba durante toda la Semana Santa. Incluso, en el altar mayor de la Catedral, corrían una cortina de tales dimensiones que tapaba todo el retablo. Era el sábado de Gloria, ya con Jesús resucitado, cuando se retiraba ese gran telón. Mientras tanto, con este gesto se reflejaba que Cristo estaba muerto y que no estaba entre nosotros.
Otro de los gestos significativos que marcaban los Oficios en Plasencia era, por un lado, la ausencia del sonido de las campanas y por otro, en su sustitución, repicaba el sonido de la matraca o carraca por las calles de la ciudad. La carraca es un instrumento musical de giro de la familia de los idiófonos que en la actualidad se sigue utilizando en los desfiles procesionales de la Sagrada Cena o la Buena Muerte con el sentido de toques o llamadas. De esta tradición centenaria, nos queda el legado de una imagen más pequeña que es tapada también durante este tiempo de luto.