Obras Misionales reconoce la labor de los misioneros con sus premios «Paulina Jaricot» y «Paolo Manna»
Gloria Cecilia Narváez, Pierluigi Maccalli y Ana Álvarez de Lara reciben los galardones de manos del presidente de la Comisión Episcopal de Misiones de la CEE, Francisco Pérez
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Fiesta misionera en Madrid. Noche de homenaje a los misioneros en víspera de su gran día: el Domund, que se celebra hoy domingo, 23 de octubre. El invernadero del Matadero de Madrid acogió anoche la entrega de los primeros premios «Paulina Jaricot» y «Beato Paolo Manna», concedidos por las Obras Misionales Pontificias (OMP) a los misioneros Gloria Cecilia Narváez y Pierluigi Maccalli (el primero) y a la presidenta de la ONG «Misión América», Ana Álvarez de Lara, el segundo. Los galardones han sido entregados por el arzobispo de Pamplona-Tudela y presidente de la Comisión Episcopal de Misiones y Cooperación entre las Iglesias de la CEE, Francisco Pérez.
«La estatuilla, una cruz con un cangrejo a sus pies, evoca una conocida anécdota de San Francisco Javier, el patrono de las misiones, quien perdió su cruz en el mar durante una tormenta y al día siguiente se la devolvió un cangrejo en la playa», ha explicado el director nacional de OMP, José María Calderón, en la presentación del acto, al que han asistido algo más de un centenar de invitados, casi todos vinculados al mundo misionero.
Gloria Narváez: «No es la mano la que da, sino el corazón»
La primera en subir al estrado ha sido la religiosa colombiana Gloria Cecilia Narváez, que ha dedicado el premio a sus hermanas de congregación, a sus padres (su madre falleció durante su cautiverio) y a cada uno de los misioneros que llevan a Jesucristo por todos los rincones del mundo. Sor Gloria permaneció casi cinco años secuestrada por terroristas islamistas en diversos países de África. Antes de su captura ejercía la misión en Karangaso (Malí), donde su Congregación, las Hermanas Franciscanas de María Inmaculada, atendían un orfanato y un centro sanitario.
«Gracias a la generosidad de los españoles y de muchas otras personas pudimos dar el biberón a los bebés que teníamos en nuestro orfanato y dar de comer también a niños de veredas para que pudieran estudiar. Hago un llamamiento a todas las personas de buena voluntad para que sigan colaborando con esta obra grande de la Iglesia que nos hace más hermanos. Al amor no le importa si el hermano herido es de aquí o de allá», ha dicho entre aplausos poco después de citar un proverbio africano: «No es la mano la que da, sino el corazón».
Pierluigi Maccalli: «Solo el perdón puede romper la cadena del odio, la venganza y la violencia»
El misionero italiano Pieluigi Maccalli también sufrió un prolongado secuestro por parte de terroristas islámicos: el suyo duró dos años. El misionero de la Sociedad de Misiones Africanas, de 61 años, ha dicho que recogía el premio en nombre de las poblaciones de Bomoanga y Níger, «víctimas y rehén de tanta inseguridad». «Estoy aquí con la hermana Gloria para representar una periferia: el Sahel. No olvidemos la tragedia que viven las poblaciones de esta periferia de África», ha pedido.
Maccalli ha reivindicado la fraternidad como única manera de construir un mundo más justo. «Solo el perdón puede romper la cadena del odio, la venganza y la violencia», ha afirmado. Él, antes de ser puesto en libertad, perdonó al jefe de sus secuestradores. Sobre su cautiverio ha indicado que «no podía pensar que esta mi desventura podía interesar a tanta gente».
«La Iglesia misionera —recuerda— no tiene muros, está completamente abierta al mundo y el espíritu».
Ana Álvarez de Lara: «Hay que apoyar a los misioneros: nos necesitan»
Ana Álvarez de Lara, por último, ha recibido el Premio «Beato Paolo Manna» por su apoyo a la misión desde Manos Unidas y Misión América. «Hay que ayudar a los que ayudan a construir un mundo más justo y más fraterno. Hay que seguir apoyando a los misioneros. No nos podemos olvidar de ellos: nos necesitan», ha declarado al recoger el galardón. Álvarez ha señalado que se considera una misionera en la distancia. «Ellos son la avanzadilla, nosotros estamos en la retaguardia», ha considerado antes de invitar a colaborar con el Domund «con nuestro tiempo, con nuestra aportación económica y con nuestra oración».
El premio Paulina Jaricot lleva el nombre de la fundadora de la Obra de Propagación de la Fe y se concede a aquellos misioneros a los que se quiere reconocer su vida y testimonio. Por su parte, el premio Paolo Manna —en recuerdo del fundador de la Unión Misional del Clero, hoy Pontificia Unión Misional— se otorga a las personas o instituciones que hayan apoyado o dado a conoce la labor de los misioneros.