Omella anima a rezar por todos los misioneros que trabajan en África: "Su labor es increíble y ejemplar"

Este miércoles, 25 de mayo, se celebra el Día de África, decretado con el objetivo de dar a conocer las necesidades que siguen enfrentando todos los países del Continente Africano

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Redacción Religión

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El presidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Barcelona, el cardenal Juan José Omella, ha querido dedicar su tuit cotidiano al Día de África. Este día fue decretado con el objetivo de dar a conocer las necesidades que siguen enfrentando todos los países del Continente Africano. Así mismo, revindicar todos los avances socioeconómicos que han alcanzado, incluyendo su liberación del colonialismo.

El origen de esta celebración tiene sus bases desde que se realizó por primera vez el Congreso de los Estados Africanos en el año 1958. Allí se congregaron representantes de varios países. En esa cita se mostró la firme determinación de estos pueblos por liberarse de la colonización extranjera.

En esta Conferencia se propuso la celebración de un Día de la Libertad Africana y, a partir de ese momento, se continuaron efectuando los encuentros entre los distintos jefes de estado del Continente Africano, donde nace la llamada Organización para la Unidad Africana el 25 de mayo de 1963 y que posteriormente se cambiaría a Día de África.

“Hoy, Día de África, os animo a rezar por todos los misioneros que trabajan en ese continente y que entregan su vida para llevar el testimonio de Jesucristo. Su labor es increíble y ejemplar”, ha escrito el cardenal Omella en su perfil personal de Twitter.

El proyecto HazMemoria, dedicado esta semana a los misioneros

La Iglesia continua con su proyecto #HazMemoria y cada semana se recuerda lo que hace en relación a un campo concreto de su actividad y porqué lo hace. Durante esta semana se recordará el trabajo de la Iglesia en las misiones.

El anuncio del Evangelio es un mandato del Señor que afecta a todos los cristianos. Todos los bautizados están llamados a difundir la fe que han recibido en la familia, en la catequesis, en la parroquia, en la celebración. La fe se conserva en el corazón, se alimenta en la oración, pero se comparte con la palabra, con el ejemplo, incluso con la propia vida.

Aunque todos somos llamados al anuncio, algunos son llamados a consagrar la vida entera a ese anuncio. Son llamados a cumplir con el «id por todo el mundo y anunciad el Evangelio» en toda su extensión. Así, son miles de hermanos nuestros los que lo han dejado todo para ganarlo todo. Han dejado su familia, su trabajo, su tierra para para ganar una familia y una tierra trabajando para el Señor.

Conscientes de que la mayor pobreza es no conocer a Jesucristo, los misioneros buscan liberar a las personas de todas las otras pobrezas: de la falta de educación, de la falta de salud, de la falta de medios de subsistencia para que, una vez, liberados puedan acoger libremente a Jesucristo. La evangelización culmina con la incorporación a la Iglesia, con la fe recibida que acaba encarnada en una nueva persona, en una nueva familia, en un nuevo territorio de misión.