La repostería navideña, solución para la supervivencia de cientos de conventos en la crisis de la covid-19
El 2020 ha sido un año de pérdidas económicas también para las religiosas de los conventos, que han visto caer sus ventas por la ausencia de visitantes
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El año 2020 ha sido muy difícil también para los conventos de clausura, que han sido testigos silenciosos del sufrimiento y dolor que ha traído la pandemia. Son muchas las religiosas que han resultado contagiadas dentro de un mismo convento, lo que obligó a su cierre temporal. Por desgracia, hemos tenido que lamentar la muerte de algunas de ellas.
La crisis de la covid-19 ha hecho que muchos de estos templos vivan una situación económica precaria. El sustento depende en buena medida de la repostería que elaboran las hermanas. La caída del turismo, el confinamiento de primavera y la estrechez económica de miles de familias, han propiciado la caída de ventas.
Por ello, durante los meses previos a la Navidad, los conventos se han tenido que poner manos a la obra para sobrevivir y, en la medida de lo posible, salvar las ventas en estas fiestas señaladas. Para ello, las nuevas tecnologías han servido de apoyo.
Comendadoras de Santiago de Toledo
El mazapán es el dulce estrella de Toledo. Por ello, los conventos de la capital castellano-manchega no han dudado en potenciar esta delicatesen y potenciar las ventas a través de las redes sociales.
Tras un año de pérdidas económicas por los efectos de la covid-19, el convento impulsó una campaña a través de Internet para potenciar los pedidos. Desde noviembre el ritmo de pedidos fue elevado, y mejor aún en este mes de diciembre, con motivo de la Navidad.
Tanto es así que, mientras los tradicionales obradores de mazapán de la provincia toledana están vendiendo menos que otros años, el convento de las Comendadoras de Santiago ha tenido el efecto contrario. Pero no solo mazapán, también sus magdalenas o tarta de Santiago.
Convento de la Trinidad de Málaga
La covid-19 ha dejado muy tocada económicamente a las Hermanas Clarisas del Convento de la Trinidad de Málaga. La especialidad de estas religiosas son los dulces, pero su venta también se ha visto resentida de manera considerable.
La falta de recursos no solo pone en peligro su supervivencia, sino que impide que puedan continuar prestando ayuda a las familias que más lo necesitan. Por ello, a través de las redes sociales realizaron el pasado mes de octubre un llamamiento para tratar de salvar la campaña de Navidad. Los roscos, las magdalenas o los tocinos de cielo son algunos de los dulces que pasan por las once hermanas que habitan el convento.
Hermanas Clarisa de Antequera
De sobra conocido es para muchos vecinos de Antequera los dulces que elaboran las Monjas Clarisas de Belén en Antequera (Málaga). El miedo a los contagios hace que muchas personas, sobre todo de edad avanzada, no se acerquen a comprar estos manjares. A ello se une la falta de visitantes.
Por ello, desde hace unas semanas, las religiosas del convento cuentan con la impagable ayuda de una de las empresas más conocidas de España: ‘Telepizza’. Efectivamente, los repartidores de comida, a través de sus motos, trasladan los encargos que los particulares realizan al convento hasta su domicilio. De esta manera, acercan los dulces de las monjas a los hogares de la zona, dándoles aire económico.
Fueron las propias religiosas las que acudieron a ‘Telepizza’ para llegar a este acuerdo.
Convento de Santa Verónica de Algezares (Murcia)
Las hermanas pobres del convento de Santa Verónica, situado en Algezares, lo han pasado realmente mal este 2020, al ver cómo su sustento económico, que era la venta de velas de adviento o cirios pascuales, se iba al traste.
Tuvieron que reinventarse por segunda vez, ya que anteriormente vieron como el negocio de la encuadernación se venía abajo como consecuencia de la digitalización. Con la llegada de la covid-19, apostaron por la artesanía
“Con el aforo limitado en los templos y con la obligatoriedad de mantener la distancia de seguridad, hemos creado un signo, al que hemos llamado Kairos, para que los sacerdotes puedan señalar el lugar del banco donde se pueden sentar los fieles. Es una cruz de madera, que además se puede personalizar”, explicaba sor María Ángeles el pasado mes de septiembre en declaraciones a ‘Alfa y Omega’.
También “hacemos carteles, para recordar el lavado de manos”, que se puede poner junto al bote de gel hidroalcohólico de las parroquias; “bolsitas en las que guardar la mascarilla o una colección de pulseras con distintas reflexiones, porque nuestro fin no es lucrativo sino evangelizar”, remarcaba.