El "sinhogarismo" más allá de los ingresos económicos: "Es necesario abrir los ojos y dejar de invisibilizar"

"Son personas, como tú y como yo, con sus historias pasadas, su recorrido hasta llegar a la situación actual, sus sentimientos". Así lo explica un voluntario de Cáritas Sevilla

El "sinhogarismo" más allá de los ingresos económicos: "Es necesario abrir los ojos y dejar de invisibilizar"

Redacción Religión

Publicado el - Actualizado

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No hay datos que contabilicen de manera real el sinhogarismo en Europa, pues cada país mide el fenómeno de forma distinta. Así lo explican desde la Federación Europea de Organizaciones Nacionales que Trabajan con los Sin hogar. El dato más citado es el que estima que cada año cuatro millones de personas pasan al menos una noche en la calle o en un albergue. En los últimos años –añaden– las cifras han aumentado en casi todos los países, incluidos aquellos con un Estado de bienestar fuerte.

Es necesario abrir los ojos y dejar de invisibilizar a quienes viven en la calle. “Son personas, como tú y como yo, con sus historias pasadas, su recorrido hasta llegar a la situación actual, sus sentimientos. Perdidos en un sistema de protección social que no protege”.

Vivencias traumáticas

Desde Cáritas Sevilla exponen el testimonio de uno de sus voluntarios, que tras trabajar con las personas sin hogar durante varios años, segura que “no existen unas causas determinadas por las que una persona llega a encontrarse en esta situación. Las personas sin hogar no están en la calle porque quieren”. A veces, el argumento simplista sobre el sinhogarismo olvida “las vivencias traumáticas encadenadas que les hacen perder su estabilidad emocional, sus recursos económicos y su red de apoyo”.

Sin Hogar

Desde la entidad ponen varios ejemplos, como el de un matrimonio que tras una serie de “malas decisiones”, una estafa en relación al alquiler en el piso donde se iban a mudar, la carencia de ahorros y la inexistente ayuda familiar ha hecho que la situación de calle fuera en ese momento la única salida. “Tienen ingresos procedentes de una prestación por incapacidad, pero con esa única prestación no puede realizar el ahorro necesario para acceder a una vivienda (fianzas, inmobiliaria). No tienen adicciones, tienen mucha ilusión por volver a sentirse parte de la sociedad, pero la calle desahucia las ilusiones y la esperanza”, explican.

Romper "lazos familiares"

Jota tiene ingresos de más de mil euros procedentes de su pensión, pero desde hace más de 6 años está viviendo en la calle. Comenzó a vivir en la calle porque perdió un ser querido y comenzó a beber. Rompió lazos familiares y sociales y tuvo que abandonar su vivienda. Hasta hace muy poco, cuando cobraba su pensión, se lo gastaba rápidamente en alcohol, invitando a conocidos, sin plantearse el más allá, el día siguiente, ni el futuro inmediato y próximo”. Desde Cáritas explican que ha vuelto a ilusionarse: “Se ve viviendo en una casa, con televisión, viendo el fútbol por las noches. El hecho de volver a tener una relación social estable le ha devuelto la esperanza en mejorar su vida. Alguien se preocupa por él y eso es ser parte de algo más grande”.

Vivienda, empleo y protección social

Desde hace 30 años, Cáritas trabaja para hacer visible la vulnerabilidad extrema de las personas que quedan al margen: al margen de las relaciones sociales, del espacio público normalizado, del acceso a su derecho de vivienda, empleo y protección social. Los casos se agravan cuando hay menores de por emdio. Es el caso de una madre con dos hijos que también viven “en las calles” sevillanas. “Los niños perciben una pensión por discapacidad, y están buscando un alquiler que les permita ir saliendo de la calle. La madre podría estar en casa de otros hijos suyos, ya que tiene 7 hijos en total, pero no quiere dejar solos los otros dos, ya que están en una situación de desprotección. Cuando hablas con ellos te das cuenta de que no es una cuestión económica, ni de entendimiento, sino de falta de protección social que acompañe los cambios necesarios para mejorar la situación”, expresa el voluntario de la ciudad hispalense.

Sin Hogar

En las calles de Sevilla hay más de 500 personas sin hogar. La cifra responde a la foto fija del conteo realizado en una ruta por doce sectores de la ciudad.

El perfil que arroja ese muestreo revela que un hombre, de nacionalidad española, empadronado en Sevilla, con edades entre los 46 y 55 años y que posee sólo estudios primarios es el perfil de estas personas. De hecho, el 76 por ciento de las personas sin hogar tiene nacionalidad española. El 64 por ciento está empadronado en Sevilla. En cuanto al sexo, más del 71 por ciento es hombre frente a algo más del 26 por ciento de mujeres. El 44 por ciento tiene estudios primarios y el 21 por ciento también tiene Secundaria.

En cuanto a las zonas en las que se concentra el mayor número de estas personas eran principalmente Casco Histórico, Zona Norte y Macarena . El perfil de estos «sin techo» es heterogéneo aunque hay más hombres que mujeres, hay también inmigrantes y algunos de ellos tienen otros problemas añadidos como enfermedades o adicciones.

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