Padre Cantalamessa: Renovación Carismática, un camino de continua renovación
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Padre Cantalamessa: Renovación Carismática, un camino de continua renovación
El P. Cantalamessa participó en la Conferencia Internacional de Líderes de la Renovación Carismática Católica que se realiza en el Vaticano
Ciudad del vaticano, Vatican News, 8 de junio de 2019
Renovación Carismática Católica (Vatican Media)
El P. Cantalamessa comenzó su discurso profundizando en los elementos que constituyen la identidad de la Renovación Carismática, pues, a su juicio, existe confusión. Para esto, analiza los dos elementos básicos que constituyen el nombre: renovación y carismática.
Identidad
Para el sacerdote, "El cristianismo, a diferencia de cualquier otra religión, no comienza diciendo a los hombres lo que deben hacer para salvarse; empieza diciendo lo que Dios ha hecho, en Cristo Jesús, para salvarlos. Es la religión de la gracia".
Y añade: "El Espíritu Santo ha escrito la nueva ley en nuestros corazones, infundiendo en ellos el amor: "El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que se nos ha dado" (Rom 5,5). Este amor, nos ha explicado santo Tomás, es el amor con el que Dios nos ama y con el que, al mismo tiempo, hace que nosotros podamos volverlo a amar y amar al prójimo. Es una capacidad nueva de amar". Por eso, "La vida cristiana debe ser vivida por atracción, no por coacción, por amor, no por temor".
Una vida de hijos de Dios
"Gracias al bautismo que nos ha injertado en Cristo, hemos sido hechos hijos en el Hijo", afirma Cantalamessa, y luego añade: "la vida nueva es una vida en el señorío de Cristo". Después se pregunta:
¿Qué hay de especial, en la proclamación de Jesús como Señor, que la hace tan distinta y determinante? Que con ella no se hace sólo una profesión de fe, sino que se toma una decisión personal. Quien la pronuncia, decide el sentido de su vida. Es como si dijera: "Tú eres mi Señor; yo me someto a ti, yo te reconozco libremente como mi salvador, mi cabeza, mi maestro, aquel que tiene todos los derechos sobre mí. Te cedo con alegría las riendas de mi vida".
Cantalamessa afirma: "Creo que la Renovación Carismática puede ser (y en parte ha sido) de gran ayuda para hacer pasar las grandes verdades de la fe desde lo pensado a lo vivido, para hacer pasar el Espíritu Santo de los libros de teología a la experiencia de los creyentes".
Un camino de continua renovación
También subraya: "para ser la corriente de gracia que hemos descrito, la Renovación Carismática necesita renovarse ella misma y a esto quiere contribuir la creación de CHARIS. "No pienses ?escribió Orígenes en el siglo III? que basta ser renovados una sola vez; hay que renovar la misma novedad: "Ipsa novitas innovanda est""[1]. No hay que asombrarse de ello. Es lo que sucede en cada proyecto de Dios en el momento en que se pone en manos del hombre".
"Carismático"
"En primer lugar, es importante decir que "carismático" debe seguir siendo un adjetivo y que no se convierta nunca en un sustantivo", afirma el sacerdote, y añade, invitando a dirigir una rápida mirada a la historia de los carismas en la Iglesia: "Entonces, ¿dónde está la novedad que nos permite hablar de un despertar de los carismas en nuestra época? ¿Qué estaba ausente antes?"
Cantalamesa enumera algunas razones: primero, los carismas fueron marginados de la vida de la Iglesia y la profecía se redujo al carisma del magisterio de interpretar la revelación auténtica. Segundo, la clericalización de los carismas, que terminaron por estar asociados a pastores, monjes y religiosos. Tercero, del ámbito de la eclesiología pasan al de la hagiografía, es decir, al estudio de la vida de los santos.
"Esta es la situación que el Concilio Vaticano II quiso remediar", afirma Cantalamessa. De esta manera, continua, "junto a la dimensión jerárquica e institucional, la Iglesia tiene una dimensión neumática y que la primera está en función y al servicio de la segunda. No es el Espíritu el que está al servicio de la institución, sino la institución al servicio del Espíritu". Y recuerda lo afirmado en los documentos conciliares: "La fe, hoy como en el tiempo de Pablo y de los Apóstoles, no se transmite "con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con la manifestación del Espíritu y su potencia".
Y concluye: "Sólo queda pasar por la definición de la actuación, de los documentos a la vida. Y este es el servicio que CHARIS, en total continuidad con la RCC del pasado, es llamado a hacer a la Iglesia". "Termino con una palabra profética que proclamé la primera vez que me encontré predicando en presencia de san Juan Pablo II. Es la palabra que el profeta Ageo dirigió a los jefes y al pueblo de Israel en el momento en que se disponían a reconstruir el templo:
Ahora, sé valiente, Zorobabel ?oráculo del Señor?, se valiente, Josué, hijo de Josadac, sumo sacerdote; se valiente, pueblo entero del país ?oráculo del Señor? y a trabajar, porque yo estoy con vosotros" (Ag 2,4).
¡Sed valientes Jean-Luc y miembros del comité, sed valientes pueblo todo de la RCC, sed valientes hermanos y hermanas de otras Iglesias cristianas que estáis con nosotros, y a trabajar porque yo estoy con vosotros, dice el Señor!"
(1) Cf. Orígenes, In Rom. 5,8; PG 14, 1042.