Satué, en su toma de posesión en Teruel: "Este obispo tarde o temprano os fallará, pero Dios nunca defrauda"
Madrid - Publicado el - Actualizado
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"Este obispo tarde o temprano os fallará, pero Dios nunca defrauda". Con estas palabras se ha dirigido José Antonio Satué Huerto a quienes a partir de hoy constituyen su rebaño: los fieles de las diócesis de Teruel y Albarracín. El sacerdote oscense, oficial en la vaticana Congregación para el Clero hasta su nombramiento por el Papa Francisco el pasado 16 de julio, ha recibido la ordenación episcopal en la mañana de este sábado 18 de septiembre en la catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Teruel. El templo, auténtica joya del arte mudéjar (su torre y su techumbre son Patrimonio de la Humanidad desde 1986), se ha quedado pequeño para una ceremonia que ha sido presidida por el cardenal arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Juan José Omella. Además del nuncio Bernardito Auza y de los cardenales Beniamino Stella (prefecto emérito de la Congregación para el Clero) y Ricardo Blázquez (arzobispo de Valladolid y expresidente del episcopado), han acompañado al nuevo prelado el secretario general de la CEE, Luis Argüello, y más de una veintena de obispos, entre ellos los tres últimos de Teruel: Antonio Gómez Cantero (actual coadjutor de Almería), Carlos Escribano (arzobispo metropolitano de Zaragoza) y José Manuel Lorca Planes (obispo de Cartagena). Tampoco han faltado el resto de pastores aragoneses: Julián Ruiz Martorell, obispo de Huesca y Jaca; Ángel Pérez Pueyo, de Barbastro-Monzón; y Eusebio Hernández Sola, de Tarazona. Entre las autoridades civiles, la alcaldesa de Teruel, Emma Buj, y la consejera de Presidencia y Relaciones Institucionales del gobierno de Aragón, Mayte Pérez.
Omella: "Proclama la Palabra de Dios, no la tuya"
Tras la proclamación del Evangelio, ha tenido lugar el rito de ordenación, precedido de la invocación al Espíritu Santo y la lectura de la bula del Papa Francisco con el mandato apostólico. La homilía del cardenal Omella ha comenzado recordando a Satué, a quien le une una vieja amistad, que el Señor no llamó "a los perfectos, a los sabios", sino a los que Él quiso, pero que lo hizo "para que sirvieran a los hermanos y hermanas y para promover la comunión del pueblo de Dios".
"El Señor te pide, como le pidió a los apóstoles ?le ha insistido el purpurado, oriundo precisamente de una localidad turolense: Cretas?, que proclames la Palabra de Dios, no la tuya, no la palabra que puede contentar a los oyentes". "Predicar parece que es un arte fácil de ejecutar. Sin embargo, es un ministerio exigente. Porque podemos predicar a los otros lo que deben hacer y, a lo mejor, somos incapaces de cumplirlo. La verdadera predicación es la que brota del corazón, es la palabra que sale de la escucha atenta a Dios en el silencio de la oración".
El presidente de la CEE ha recordado asimismo que el obispo ha de estar al servicio de la comunión, "un trabajo hermoso, pero nada fácil de lograr". "Una de las tareas más hermosas, aunque duras de llevar a cabo ?ha dicho tras recordar que al demonio se le llama "diabolus", que significa el que separa?, es la de crear comunión. Nuestra sociedad está crispada y dividida. Le cuesta vivir la unión, la comunión. Y el obispo está puesto en medio del pueblo, en medio del presbiterio, en medio de la comunidad cristiana para propiciar la comunión. Y eso cuesta. Y eso lleva, a veces, a tener ganas de tirar la toalla porque los frutos son eximios. Pero la tarea principal del obispo es vivir y fomentar la espiritualidad de comunión porque sin comunión no hay verdadera evangelización".
Omella ha concluido su homilía pidiendo a monseñor Satué que ayude al Pueblo de Dios "a encontrar la alegría en la fe y a aprender el arte del discernimiento espiritual: a acoger el bien y a rechazar el mal (?)".
Palabras del nuncio
Acto seguido, el nuncio ha recordado que "la cercanía a Dios es la fuente del ministerio", y que "nuestro mundo busca, incluso sin saberlo, esta cercanía de vida". "Cuente con nuestras oraciones en esta nueva etapa de su vida en la que el Señor le confía al cuidado de los fieles de esta diócesis de Teruel y Albarracín", le ha dicho el representante papal. Antes, ha dedicado unas palabras de agradecimiento el anterior obispo (Gómez Cantero) y al administrador apostólico en estos meses de sede vacante, Alfonso Belenguer.
Monseñor Auza ha mencionado el lema del nuevo obispo de Teruel, que dice: "Como Tú y Contigo". En su sello episcopal figuran la silueta de la Sierra de Guara (visible desde su localidad natal de Sesa), una cruz en forma de cayado (símbolo de Jesús, el Buen Pastor) y una estrella de ocho puntas que representa tanto a la Virgen bajo la advocación de Nuestra Señora de Jarea como a la diócesis que lo acoge.
Belenguer, por su parte, ha afirmado visiblemente emocionado que por Teruel y Albarracín han pasado a lo largo de su historia más de cincuenta congregaciones religiosas y que esta es una tierra en la que "ha arraigado profundamente el Evangelio". Ha recordado asimismo las muchas vocaciones, muchos misioneros y muchos santos que han salido de ella. Entre estos últimos ha citado a San Joaquín Royo, misionero y mártir en China, a dos discípulos directos de San Francisco de Asís, los Santos Mártires, y a los beatos Anselmo Polanco y Felipe Ripoll, a la cabeza de otros cuarenta religiosos que ya han subido a los altares.
Recuerdo a obispos aragoneses fallecidos
Tras la ordenación e imposición de manos, y ya desde su cátedra, las primeras palabras del nuevo obispo de Teruel y Albarracín han sido de "ánimo y cercanía" para un sacerdote de la diócesis que está luchando contra la covid-19. Para él, y entre aplausos, ha pedido una oración, que luego ha hecho extensiva a los enfermos y sus familias y cuidadores, a las víctimas de la pandemia y al personal sanitario. Monseñor Satué ha querido subrayar por último la "cordial y fraterna acogida" que ha tenido en las tierras del Bajo Aragón, y ha pedido para poder ejercer bien su ministerio la intercesión de "algunos obispos que han pastoreado las diócesis aragonesas y de los que tanto aprendí": Javier Osés, José María Conget, Elías Yanes, Ambrosio Echevarría, Damián Iguacen, Antonio Algora y Alfonso Milián. El báculo que llevará perteneció en su día al navarro Javier Osés, que fue obispo de Huesca durante más de dos décadas y lo ordenó sacerdote.
El nuevo obispo oficiará mañana domingo la Eucaristía en la catedral de Albarracín y el domingo 26 lo hará en Sesa y en la parroquia de San Lorenzo de Huesca.