Vivamos escuchando siempre la Palabra de Dios, por el cardenal Carlos Osoro
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Vivamos escuchando siempre la Palabra de Dios, por el cardenal Carlos Osoro, arzobispo de Madrid
El cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, invita en su nueva carta semanal a acercarse a la Palabra de Dios, pues "todos los seres humanos están deseosos de una palabra que les dé salidas y ofrezca caminos". En este sentido, destaca que la Iglesia "tiene una misión ineludible que nunca puede olvidar" y "que ha de estar en el corazón de todo discípulo misionero: dar testimonio de la verdad de Jesucristo, Palabra encarnada".
El prelado, además, subraya la importancia de "amar la Palabra de Dios y a la Iglesia", que "ha recibido de Cristo la misión de mostrar a los hombres el camino que Él ofrece". Teniendo "siempre a mano" la Biblia, recuerda, que "ha de ser para nosotros como una brújula que nos indica el camino que seguir". De esta manera, el cardenal invita a dar tres pasos importantes "para vivir de la Palabra de Dios": "Escúchala en la Iglesia", "conoce a Cristo por medio de ella" y "confía en su poder".
Texto completo de la carta
Os invito y me invito a mí mismo a leer, escuchar y meditar la Palabra de Dios. Os aliento a que acerquéis a vuestra vida la Palabra de Dios. Es Dios mismo quien nos habla. Todos los días, en el inicio del día, en medio o al término, leamos, escuchemos y meditemos un texto de la Palabra de Dios, pues no solo experimentaremos cómo Dios habla, sino que encontraremos esa Palabra que todos necesitamos para hacer el camino de nuestra vida y que no viene de otro igual que nosotros, sino que viene de Dios mismo que se hizo Palabra hecha carne. No es cualquier palabra, es la Palabra de Dios. Quiero haceros esta afirmación desde el inicio de esta carta: la Palabra de Dios es el mismo Jesucristo. Precisamente por ello, cuando nos acercamos a la Palabra, nos acercamos a Cristo. Todos los seres humanos están deseosos de una palabra que les dé salidas y ofrezca caminos, ¿cómo no desear que Cristo nos hable si Él es la Palabra definitiva, clara, contundente, viva, que Dios dice a toda la humanidad? Precisamente por eso, la Iglesia tiene una misión ineludible que nunca puede olvidar y que ha de estar en el corazón de todo discípulo misionero: dar testimonio de la verdad de Jesucristo, Palabra encarnada.
Quisiera compartir con vosotros, que comprendieseis cómo la Palabra y el testimonio no los podemos separar en nuestra vida, van unidos. ¿En qué sentido? La Palabra requiere y da forma al testimonio. De tal manera que la autenticidad del testimonio deriva de la fidelidad total a la Palabra. Me gusta mucho el comentario que san Juan Pablo II hace de unas palabras del salmo 118 que muchas veces hemos escuchado. En uno de sus versículos dice así: "Para mis pies antorcha es tu Palabra, luz para mi sendero" (Sal 118). Y dice el Papa que "el orante se derrama en alabanza de la Ley de Dios, que toma como lámpara para sus pasos en el camino a menudo oscuro de la vida". Fijad la atención en algo esencial: Dios se revela en la historia, habla a los hombres, dice lo que hace y hace lo que dice.
Hemos de acoger y escuchar la Palabra de Dios en la Iglesia; así lo hicieron los apóstoles y la transmitieron a sus sucesores como el tesoro grande que custodia la Iglesia, ya que sin ese tesoro correría el riesgo de perderse. Es muy importante amar la Palabra de Dios y amar a la Iglesia que ha recibido de Cristo la misión de mostrar a los hombres el camino que Él ofrece. Como nos decía el Papa san Juan Pablo II en la encíclica Veritatis splendor, se trata de "liberar la libertad" (n 86), es decir, iluminar la oscuridad para que la humanidad no camine a ciegas. ¡Qué bien viene recordar aquellas palabras de Jesucristo cuando nos dice: "Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres" (Jn 8, 31-32)! ¿Habéis escuchado algo más grande y valioso para el ser humano que saber que Jesucristo, con su Palabra, nos hace libres y dirige siempre nuestra libertad hacia el camino del bien?
¿Cómo hacernos amigos de la Palabra de Dios? Teniendo siempre a mano la Biblia, que ha de ser para nosotros como una brújula que nos indica el camino que seguir. Con ella aprendemos a conocer a Cristo. Os invito, como hice desde mi llegada a Madrid, a profundizar y gustar la Palabra de Dios por la vía de la lectio divina, que se presenta como un itinerario espiritual por etapas: a) lectio: leer y volver a leer un pasaje de la Escritura en la que nos quedamos con los elementos principales; b) meditatio: que ha de vivirse como una parada interior en la que quien ha leído se dirige hacia Dios comprendiendo lo que la Palabra dice hoy para la vida concreta; c) oratio: por la que nos entregamos a Dios en un coloquio directo con Él, y d) contemplatio: ayudándonos a mantener el corazón atento a la presencia de Cristo, cuya Palabra da luz y hace vivir una vida coherente de adhesión a Cristo.
Cuando todos los primeros viernes de mes se reúnen los jóvenes en la catedral de La Almudena, ante el Señor realmente presente en el misterio de la Eucaristía, escuchamos su Palabra: hay un deseo de construir la vida sobre la roca que es Cristo, acogiendo con alegría su Palabra, que nos ofrece todo un programa de vida. Nunca leamos la Escritura como un libro más. No. Es Palabra de Dios, en la que Él nos ofrece una conversación que tener desde lo más profundo del corazón. Como señalaba san Agustín después de una vida de búsqueda, "he llamado a la puerta de la Palabra para encontrar finalmente lo que el Señor me quiere decir". La Escritura no hay que leerla en un clima académico, sino orando.
Os invito a dar tres pasos que son importantes para vivir de la Palabra de Dios:
Con gran afecto, os bendice,
+Carlos Cardenal Osoro, arzobispo de Madrid
Madrid. Infomadrid, 22-05-2019.-