Jérôme Lejeune, sobre la ley de eutanasia de Reino Unido: "La compasión no es provocar la muerte del enfermo, sino movernos en la ética del cuidado"
La responsable de formación de la Cátedra Internacional de Bioética de la fundación lamenta en 'Ecclesia al día' que se favorezca el suicidio asistido sin desarrollarse los cuidados paliativos
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Los legisladores británicos votaron la pasada semana en la Cámara de los Comunes a favor de permitir la muerte asistida para pacientes terminales. Los solicitantes de esta práctica deben ser mayores de 18 años, tener un diagnóstico de enfermedad terminal y un pronóstico de vida inferior a los seis meses de vida.
Quienes lo soliciten, dos médicos y un juez tendrán que aprobar la decisión del paciente de poner fin a su vida así como los fármacos mortales que se le van a administrar. La votación no es aún definitiva, ya que tendrá que estudiarse en comisión con presentación de enmiendas.
En cualquier caso, la responsable de formación de la Cátedra Internacional de Bioética Jérôme Lejeune, Rafaela de la Brena, ha cuestionado en 'Ecclesia al día' algunos aspectos de la ley, como quien toma la decisión por las personas ”con discapacidad severa o en estado vegetativo”.
En este sentido, de la Brena ha lamentado que leyes como el suicidio asistido se produzca sin desarrollarse los cuidados paliativos, lo que a su juicio hace que muchas personas tomen la decisión de la eutanasia “ahogados por la coerción social”.
"la eutanasia implica una quiebra de la relación médico-paciente”
La responsable de formación de la Cátedra Internacional de Bioética Jérôme Lejeune ha expuesto que el proyecto de ley británico establece como requisito que “la persona que se encuentre enferma esté libre de presiones y tome la decisión de manera autónoma”, pero a la vez la legislación “no aborda la coerción social por no haber un desarrollo de cuidados paliativos, por lo que no están siendo libres en su decisión”, argumenta.
A juicio de Rafaela de la Brena, la eutanasia implica “una quiebra de la relación médico-paciente”, así como una quiebra profunda en “la protección del ser humano” y “una irresponsabilidad sin haber desarrollado los cuidados paliativos”.
Y es que de la Brena ha señalado que “la compasión no es provocar la muerte del enfermo terminal, sino movernos en la ética del cuidado que acompaña, acoge y ayuda al enfermos y a sus familias, porque las enfermedades terminales la vive la familia entera, no solo el enfermo”, asegura.
80.000 personas mueren en españa sin recibir cuidados paliativos
La responsable de formación de la Cátedra Internacional de Bioética Jérôme Lejeune considera que en España existe un desconocimiento entre la adecuación del esfuerzo terapéutico, la sedación paliativa y la eutanasia, y cuya clave está en “la intención de ese tratamiento médicos, que es buscar que la persona no sufra y acompañarla en el proceso natural de muerte”.
“La figura del médico es esencial en darlo a conocer a las familias esos caminos alternativos que lo que hacen acompañar”, ha agregado.
Cuestionada por el motivo por el que en países como España o Reino Unido favorecen la cultura de la muerte, de la Brena considera que hay “un montón de recursos” sanitarios que no se están empleando de manera adecuada.
“80.000 personas mueren en España sin acceso a cuidados paliativos. La eutanasia no es una ley que no cueste dinero a las arcas del Estado, por eso es una irresponsabilidad. Sabemos que los recursos de la Sanidad Pública no son infinitas, pero los utilizamos para acabar con las personas y no ayudarlas a que tengan menor sufrimiento en ese trance final”, ha puntualizado.