Un año de la explosión de gas en la calle Toledo que costó la vida a 4 personas: ¿cómo está la investigación?

Aquel 20 de enero los salones parroquiales de La Paloma en Madrid quedaron destrozados. El caso fue archivado, pero las familias de las víctimas siguen buscando respuestas

Un año de la explosión de gas en la calle Toledo que costó la vida a 4 personas: ¿cómo está la investigación?

Redacción Religión

Publicado el - Actualizado

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Fue un miércoles 20 de enero de 2021 cuando una explosión de gas destrozó los salones parroquiales del templo de La Paloma de Madrid. Aquella tragedia costó la vida a cuatro personas: un sacerdote, un padre de familia numerosa, un albañil que trabajaba en una obra cercana y un ciudadano búlgaro que caminaba en ese momento por la calle Toledo. Además, diez personas resultaron heridas.

Cuando se cumple un año de aquello, son todavía muchas las incógnitas que rodean a todo lo sucedido. La parroquia quiere llegar al fondo del asunto para que no se vuelva a repetir. Los informes judiciales y la policía apuntan a que la instalación de la parroquia estaba en regla y que no hubo negligencia por parte de las víctimas. En cuanto a las siete calderas que hay en La Paloma, ninguna de ellas fueron manipuladas antes de la explosión.

A día de hoy se conoce que el origen estuvo en un escape de gas bajo la acera de la calle capitalina. Se coló en el número 98 y subió hasta formar una bolsa en los pisos superiores. Una chispa, que pudo estar provocada por alguna luz, un ascensor o incluso una ventana abierta, causó la deflagración.

En este punto, 365 días después muchos se preguntan por qué si en el tramo que va de la válvula de la acometida al edificio no hay ninguna avería ni irregularidad, no se investiga qué pasó en el otro tramo, que es donde el tubo se desprendió. La empresa del gas, responsable única del mantenimiento, no entregó los informes pertinentes, y el juzgado no se los reclamó: se limitó a dar carpetazo al caso. Tampoco se han hecho pruebas sobre la válvula de la acometida.

Así las cosas, el juzgado nº35 archivó el caso el pasado 22 de febrero (auto de sobreseimiento) sin realizar una inspección de la válvula de la acometida. No se admitieron los sucesivos recursos. Tampoco la Audiencia Provincial ha querido reabrir las pesquisas y ha cerrado la vía penal, pese al reclamos de las familias de las víctimas. Por ello, actualmente se ha empezado la tramitación del caso por la vía civil para tratar de esclarecer lo que ocurrió realmente aquella tarde de enero.

En cuanto al estado actual del edificio de La Paloma nos lleva a recordar irremediablemente a lo que sucedió el 20 de enero del pasado año. Está previsto que se ponga en marcha una recaudación de fondos para que, gracias a las donaciones de la gente, se pueda reconstruir un espacio que fue levantado también gracias a las pequeñas limosnas hace más de tres décadas.

¿Quiénes fueron las víctimas mortales de la explosión?

Como hemos recordado, fueron cuatro los fallecidos como consecuencia de la explosión. Poco antes de las tres de la tarde se encontraban en el exterior del edificio. Tan solo se encontraba en el interior el Padre Matías, que no sufrió heridas.

Los fallecidos fueron el Padre Rubén Pérez Ayala, tras caer desde la tercera o cuarta planta del edificio. El impacto contra el suelo no le provocó la muerte, ya que incluso estuvo consciente en algunos momentos. Falleció finalmente en el hospital durante la madrugada.

Durante el tiempo que estuvo consciente, Rubén no dejaba de preguntar por David Santos, su amigo de la infancia. Ambos habían concertado una cita aquel mediodía en Puerta de Toledo. No obstante, cuando el sacerdote percibió un olor extraño, invitó a David a subir al edificio para ayudarle a localizar de dónde procedía. Pero no hubo oportunidad de hallar el olor, ya que pocos segundos después de que David accediera al edificio, se produjo la explosión y su cuerpo salió disparado hacia la calle, falleciendo en el acto.

Por su parte el albañil, Javier Gandía, fue alcanzado por los escombros de la explosión mientras trabajaba en una obra cercana a La Paloma, mientras que Stefko Ivanov, el ciudadano búlgaro que caminaba por la calle Toledo a la altura del número 98, perdió la vida cuando el gas explotó.

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