Pietro Parolin subraya "la dulzura" de Joseph Ratzinger: "El Evangelio había moldeado su corazón y su alma"
El Secretario de Estado Vaticano ha recalcado la "continuidad natural del Magisterio pontificio" entre Francisco y Benedicto XVI y su relación fraterna
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El Secretario de Estado Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, ha incidido en que la "contingencia histórica" que supuso la convivencia de dos papas en el Vaticano, aunque fueran uno reinante y otro retirado de sus funciones, intentó ser aprovechada para "crear confusión" sin éxito.
"La contingencia histórica que ha visto convivir al mismo tiempo a dos Sucesores de Pedro ha configurado una situación institucional inédita para la Iglesia, que podría ser también delicada. Tal vez alguien pensó aprovecharse de ello, e incluso lo intentó, para sembrar la confusión. Pero no logró su propósito...", ha declarado Parolin sin facilitar la identidad de la personas o personas que trataron de instrumentalizar la situación a la que se ha puesto fin con la muerte del papa emérito, Benedicto XVI, el pasado sábado 31 de diciembre a los 95 años.
Cinco días después, Francisco ha presidido su funeral en una ceremonia multitudinaria en el Vaticano que ha acabado con la sepultura del papa emérito en las grutas vaticanas, en la misma cripta que fue primero de Juan XXIII y luego de Juan Pablo II.
En una entrevista publicada en el diario 'Il Corriere della Sera', Parolin ha reconocido que ambos papas tenían "temperamentos, sensibilidades, ideas, preferencias, trayectorias existenciales diferentes". "La Iglesia está adornada por su Señor con muchas joyas, y ningún papa es un clon de otro papa", ha resumido. Con todo, ha recalcado la "continuidad natural del Magisterio pontificio" entre Francisco y Benedicto XVI y su relación fraterna. "El afecto expresado en sus abrazos, en las miradas y palabras que intercambiaban en sus encuentros era para muchos fuente de emoción y consuelo", ha señalado.
También ha elogiado "la dulzura" del papa emérito, que "no era sólo un rasgo temperamental". "También era la reverberación de cómo el Evangelio había moldeado su corazón y su alma a lo largo del tiempo", ha explicado. Así, lo ha definido como uno de los "más grandes teólogos del siglo XX" y ha subrayado su "humildad", que tuvo su "máxima manifestación pública" en la renuncia al pontificado.
"Su fe desnuda permaneció. La de quien alaba con gratitud al Señor también por haber ocultado las cosas importantes a los sabios y entendidos y habérselas revelado a los pequeños. Por eso, creo que incluso las caricaturas malintencionadas construidas por algunos para denigrar su persona serán barridas como si fueran paja, en la larga memoria de la Iglesia", ha destacado.
Así, ha recordado que, ya desde cuando era cardenal, Joseph Ratzinger reconoció lo que llamó la "función verdaderamente democrática del Magisterio eclesial" y que pidió incluso que se protegiera a todos los bautizados de las "operaciones partidistas".