Francisco, en la Audiencia General: "Jesús no nos quiere excluyentes, sino acogedores e inclusivos"

El Papa ha continuado su resumen del ciclo de catequesis sobre el celo apostólico, inspirados en la exhortación apostólica "Evangelii gaudium": "El anuncio es para todos"

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Redacción Religión

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El Papa Francisco ha presidido como cada miércoles la Audiencia General en la Plaza San Pedro y después de haber visto, la semana pasada, “que el anuncio cristiano es alegría”, hoy se ha detenido en un segundo aspecto: el anuncio “es para todos”.

El estupor de este encuentro impregna nuestra vida y pide ser llevado más allá de nosotros. Esto desea Él, que su Evangelio sea para todos. En él, de hecho, hay un “poder humanizador”, una plenitud de vida que está destinada a todo hombre y a toda mujer, porque Cristo ha nacido, muerto y resucitado por todos”, ha dicho Francisco comenzando su catequesis.

El Santo Padre ha pedido a los fieles sentirse “al servicio de la destinación universal del Evnagelio” y tener la capacidad “de salir de nosotros mismos, de superar todo confín”: “Los cristianos […] deben ser abiertos y expansivos, “extrovertidos”, y este carácter suyo proviene de Jesús, que ha hecho de su presencia en el mundo un camino continuo, dirigido a alcanzar a todos, incluso aprendiendo de ciertos encuentros suyos”.

Reflexionando sobre el pasaje del Evangelio del encuentro de Jesús con una mujer que le suplica que sane a la hija enferma (Mt 15, 21-28), Francisco ha subrayado como “la Biblia nos muestra que cuando Dios llama a una persona y hace un pacto con algunos el criterio siempre es este: elige a alguno para alcanzar a muchos otros. Todos los amigos del Señor han experimentado la belleza, pero también la responsabilidad y el peso de ser “elegidos” por Él”.

“La tentación más grande es la de considerar la llamada recibida como un privilegio: sentirse poseedores de una exclusiva que separa de los otros y decir “Dios está con nosotros, Dios es nuestro” como si pudiéramos disponer de Él para nuestros intereses. La Biblia sin embargo nos enseña lo contrario: cuando Dios elige a alguien es para amar a todos. Dios no nos llama para ponernos en un pedestal, sino para hacer de nosotros instrumentos libres y valientes de su amor grande e inclusivo. La Iglesia no es un lugar de perfectos y privilegiados, sino una comunidad de discípulos que testimonia a Aquel que por gracia ha conocido, Jesús, y que intercede por todos, rezando, amando y sacrificándose por el mundo”, ha remarcado el Papa este miércoles durante la Audiencia General.

Para el Santo Padre, necesitamos también prevenir “la tentación de identificar el cristianismo con una cultura, con una etnia, con un sistema”: “Así pierde su naturaleza verdaderamente católica, es decir su rasgo específico universal, y se convierte en introvertido, termina por doblegarse a los esquemas del mundo y se presta a convertirse en elemento de división, de enemistad, contradiciendo el Evangelio que anuncia. No lo olvidemos: Dios elige a alguien para amar a todos”.

“Nuestro anuncio, nuestro servicio está dirigido a todos, de otra forma falta algo. Y cuando vemos a las personas que viven a nuestro lado y que quizá no son creyentes, pensemos en ellos como destinatarios del mismo anuncio de belleza y de alegría que ha cambiado nuestra vida. ¡Son destinatarios de nuestra misma alegría! Jesús no nos quiere excluyentes, sino acogedores e inclusivos, porque el Evangelio no es solo para mí, sino para todos”, ha subrayado Francisco al final de la catequesis de este miércoles en Plaza San Pedro.

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