Francisco reitera que las puertas de la Iglesia están abiertas para todos: "No lo olvidéis nunca"

En su conversación con los jesuitas en Lisboa, publicada este lunes por 'La Civiltá Cattolica', el Pontífice ha expresado su gran preocupación por las guerras

Francisco reitera que las puertas de la Iglesia están abiertas para todos: "No lo olvidéis nunca"

Santiago Tedeschi Prades

Publicado el - Actualizado

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La revista 'La Civiltá Cattolica' ha publicado este lunes la conversación que tuvo el Papa Francisco con los jesuitas en Lisboa en el “Colégio de Säo Joäo de Brito” de la Compañía de Jesús. Tras el saludo inicial del Provincial, el Padre Miguel Almeida, el Papa Francisco ha hablado con todos ellos sobre varios temas en un “diálogo fraterno y abierto”.

El primero en preguntar fue Vasco, estudiante de filosofía y el más joven de la Provincia: “¿Usted cree que nuestra formación está estructurada para afrontar estos retos? ¿Y cómo podemos cuidar más y mejor nuestra formación como jesuitas a nivel afectivo, sexual, corporal?”.

Francisco ha subrayado su preocupación por la “sociedad mundanizada” en la que vivimos: “Me preocupa cuando la mundanidad se mete en la vida consagrada […] Fíjense que la mundanidad espiritual es una trampita que se nos mete a cada rato. Hay que saber distinguir: una cosa es prepararse para dialogar con el mundo – como hacen ustedes con el diálogo con el mundo del arte y de la cultura –, pero otra cosa es meterse en las cosas del mundo, con la mundanidad”.

El Papa ha denunciado que “hoy el problema serio son los refugios escondidos de búsquedas de sí mismo, que muchas veces van por la sexualidad y muchas veces van por otro lado. ¿Qué hacer? A mí me ayuda el examen de conciencia, como pedía San Ignacio […] hay personas consagradas cuyo corazón es como una pieza abierta, con las ventanas abiertas, las puertas abiertas”.

Preguntado por el trabajo con los pobres y los migrantes, el Santo Padre tiene claro que “hoy en día, la inserción con los pobres nos ayuda a nosotros mismos, nos evangeliza. San Ignacio nos pide hacer un voto, el de no cambiar la pobreza en la Compañía, a menos que se haga más estrecha todavía. Hay una intuición ahí, un espíritu de pobreza que creo que tenemos que tener todos”.

Los pobres tienen una sabiduría especial, la sabiduría del trabajo, y también la sabiduría que da el asumir el trabajo y su condición con dignidad”, ha afirmado el Papa en su conversación con los jesuitas en Lisboa.

La siguiente pregunta ha sido de Francisco, que el año pasado vivió un año sabático en Estados Unidos: “Una cosa que me impresionó mucho ahí, y que a veces me hizo sufrir un poco, fue ver a tantos críticos del liderazgo de la Iglesia actual, incluso obispos”.

“¿Siente la falta de la crítica jesuita respecto al Papa, al Magisterio, al Vaticano?”, le han preguntado al Papa.

“He comprobado que en los Estados Unidos la cosa no es fácil: hay una actitud reaccionaria muy fuerte, organizada, que estructura una pertenencia incluso afectiva. A estas personas quiero recordar que el «indietrismo» es inútil, y que es necesario comprender que existe una justa evolución en la comprensión de las cuestiones de fe y de moral [...] la doctrina también progresa, se consolida con el tiempo, se expande y se hace más firme, pero siempre progresando”.

La ideología suplanta a la fe, la pertenencia a un sector de la Iglesia sustituye a la pertenencia a la Iglesia”, ha dicho el Papa en Lisboa con los jesuitas.

Preguntado sucesivamente por sus sueños para la Iglesia del futuro, Francisco ha sido claro: “Pienso que debemos seguir el Espíritu, ver qué nos dice, con coraje […] mi sueño para el futuro es estar abierto a lo que el Espíritu nos está diciendo, abiertos al discernimiento y no al funcionalismo”.

Francisco fue preguntado también por la falta de vocaciones que vive la Compañía de Jesús en estos momentos: “Yo diría que, para la vocación de hermanos, no hay que buscar candidatos – eso lo hará el Señor –, pero tenemos que encontrarlos y abrir las puertas para encontrar en tantos jóvenes esta posibilidad”.

Siempre sobre la cuestión de la sexualidad, el Papa ha reiterado la llamada a acoger a las personas homosexuales en la Iglesia. "Es evidente que hoy el tema de la homosexualidad es muy fuerte, y la sensibilidad al respecto cambia según las circunstancias históricas", aclara.

"Pero lo que no me gusta nada, en general, es que se mire con lupa el llamado 'pecado de la carne', como se hizo durante tanto tiempo con el sexto mandamiento. Si explotabas a los trabajadores, si mentías o engañabas, no importaba, y en cambio eran relevantes los pecados por debajo de la cintura."

"Todos están invitados" en la Iglesia, repite a continuación Francisco, "hay que aplicar a cada uno la actitud pastoral más adecuada. No debemos ser superficiales e ingenuos, forzando a las personas a cosas y comportamientos para los que aún no están maduras, o no son capaces. Acompañar espiritual y pastoralmente a las personas requiere mucha sensibilidad y creatividad. Pero todos, todos, están llamados a vivir en la Iglesia: no lo olvidéis nunca".

“¿Podría compartir con nosotros qué cosas están más cerca de su corazón en este último tiempo? De un lado, ¿qué cosas le están pesando más en el corazón, y, de otro, qué alegrías está viviendo en estos tiempos?”, ha sido otra de las preguntas que le hicieron al Papa los jesuitas portugueses.

“La alegría que más tengo presente, aunque a veces veo que hay deficiencia en el modo de llevarla, es la preparación al Sínodo. La alegría de ver cómo de los pequeños grupos parroquiales, los pequeños grupos de iglesias, van surgiendo reflexiones muy bonitas y hay gran fermento. Eso es una alegría”, ha dicho Francisco.

Además, el Papa ha sido muy claro: “La sinodalidad no es andar buscando votos como lo haría un partido político, no es una cuestión de preferencias, que si soy de este partido o del otro. En un Sínodo, el protagonista es el Espíritu Santo. Él es el protagonista. Entonces, hay que hacer de modo que sea el Espíritu el que guíe las cosas. Que se exprese como se expresó la mañana de Pentecostés. Creo que ese es el camino más fuerte”.

Sobre sus preocupaciones, Francisco ha afirmado que, entre todas sus tristezas, sin duda son las guerras: “Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, no ha parado de haber guerras en todo el mundo. Y hoy vemos lo que está sucediendo en el mundo. No hace falta añadir palabras”.

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