El Papa espera que el Jubileo de 2025 restablezca "un clima de esperanza"
En una carta enviada este 11 de febrero al presidente del Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización, Rino Fisichella, el Santo Padre invita a prepararnos "con fe intensa"
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El próximo Jubileo puede ayudar mucho a restablecer “un clima de esperanza y confianza, como signo de un nuevo renacimiento que todos percibimos como urgente”. Son palabras del Papa Francisco, publicadas este viernes 11 de febrero para seguir profundizando en el Jubileo, “un acontecimiento de gran importancia espiritual, eclesial y social en la vida de la Iglesia”.
Fue el pasado mes de diciembre, cuando el Papa Francisco nombró a Rino Fisichella como encargado para preparar el Jubileo del año 2025 “Peregrinos de la esperanza”. Ahora, en la misiva dirigida al presidente del Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización, el Papa “le confía” la responsabilidad “de encontrar las maneras apropiadas para que el Año Santo se prepare y se celebre con fe intensa, esperanza viva y caridad operante”.
Una etapa "de gracia" para Iglesia
El dicasterio que promueve la nueva evangelización “sabrá hacer de este momento de gracia una etapa significativa para la pastoral de las Iglesias particulares”. Millones y millones de peregrinos han acudido a estos lugares santos a lo largo de los siglos, dando testimonio vivo de su fe perdurable.
De hecho, el Gran Jubileo del año 2000 introdujo la Iglesia en el tercer milenio de su historia. “San Juan Pablo II lo había esperado y deseado tanto, con la esperanza de que todos los cristianos, superadas sus divisiones históricas, pudieran celebrar juntos los dos mil años del nacimiento de Jesucristo, Salvador de la humanidad. Ahora que nos acercamos a los primeros veinticinco años del siglo XXI, estamos llamados a poner en marcha una preparación que permita al pueblo cristiano vivir el Año Santo en todo su significado pastoral”, explica el Santo Padre.
Redescubrir la fuerza de la ternura
En este sentido una etapa importante ha sido el Jubileo Extraordinario de la Misericordia, “que nos ha permitido redescubrir toda la fuerza y la ternura del amor misericordioso del Padre, para que a su vez podamos ser sus testigos”, prosigue en el texto. Sin embargo, en los dos últimos años no ha habido país que no haya sido afectado por la inesperada epidemia que, “además de hacernos ver el drama de morir en soledad, la incertidumbre y la fugacidad de la existencia, ha cambiado también nuestro estilo de vida”.
Por eso, asegura el Papa, “confiamos plenamente en que la epidemia pueda ser superada y el mundo recupere sus ritmos de relaciones personales y de vida social. Esto será más fácil de alcanzar en la medida en que se actúe de forma solidaria, para que las poblaciones más desfavorecidas no queden desatendidas, sino que se pueda compartir con todos los descubrimientos de la ciencia y los medicamentos necesarios”.
El próximo Jubileo puede ayudar mucho a restablecer “un clima de esperanza y confianza, como signo de un nuevo renacimiento que todos percibimos como urgente”. Todo esto será posible “si somos capaces de recuperar el sentido de la fraternidad universal, si no cerramos los ojos ante la tragedia de la pobreza galopante que impide a millones de hombres, mujeres, jóvenes y niños vivir de manera humanamente digna”.
En esta perspectiva, insiste el Papa, “la peregrinación hacia el Jubileo podrá fortificar y manifestar el camino común que la Iglesia está llamada a recorrer para ser cada vez más claramente signo e instrumento de unidad en la armonía de la diversidad”.
Sinnfonía de la Oración
En este tiempo de preparación, el Papa muestra su deseo de que el año que precede al Jubileo se convierta en “una gran sinfonía de oración y para ellos propone tres “caminos”: