El Papa Francisco advierte en el Ángelus: "Pecadores podemos ser todos, corruptos no"
"No llevemos una máscara de la apariencia y no olvidemos que tenemos que ser cristianos sinceros"
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"Pecadores sí, corruptos no". Ese ha sido el eje sobre el que el Papa Francisco ha basado su reflexión durante el rezo mariano del Ángelus este domingo 1 de de octubre. El Pontífice ha comentado el evangelio hodierno según San Mateo, en el que el evangelista presenta la parábola de los dos hijos. “Hoy el Evangelio habla de dos hijos, a los que el padre pide ir a trabajar en la viña. El primero responde inmediatamente “sí”, pero luego no va. El segundo, en cambio, al inicio se opone, pero luego lo piensa bien y va”.
Francisco explica que el problema no está aquí tan ligado a la resistencia a ir a trabajar en la viña, “sino en la sinceridad o menos frente al padre y frente a uno mismo”. De hecho, continúa el Papa, “aunque ninguno de los dos hijos se porta de manera impecable, el primero miente, mientras que el segundo se equivoca, pero permanece sincero”.
El que dice “sí”, pero luego no va
“Él no quiere hacer la voluntad del padre, pero tampoco quiere ponerse a discutir y hablar. Así se esconde detrás de un “sí”, detrás de un falso asenso, que esconde su pereza y por el momento le salva la cara”. Francisco asegura que “se escabulle sin conflictos, pero engaña y desilusiona a su padre, faltándole el respeto de peor forma de lo que habría hecho un franco “no””. En este punto se para a reflexionar el Papa, explicando que “el problema de un hombre que se comporta así es que no es solo un pecador, sino también un corrupto, porque miente sin problemas para cubrir y camuflar su desobediencia, sin aceptar algún dialogo, o enfrentamiento honesto”.
El que dice “no” pero luego va
El segundo hijo, en cambio, “es sincero” – dice el Papa – “no es perfecto pero sincero”. Aunque nos hubiera gustado verlo decir “sí” inmediatamente, al menos – explica Francisco – “manifiesta de manera franca y en un cierto sentido valiente su reticencia. Se asume, por lo tanto, la responsabilidad de su comportamiento y actúa bajo la luz del sol. Luego, con esta honestidad de base, termina poniéndose en discusión, llegando a entender que se ha equivocado y regresando por sus pasos”. “Es, podremos decir, un pecador, pero no un corrupto” señala el Papa.
Las preguntas que el Papa aconseja hacerse a uno mismo
Tras presentar el evangelio del día, el santo Padre ha invitado a “mirarse a uno mismo” y preguntarse: “¿Frente al cansancio de vivir una vida honesta y generosa, de comprometerme según la voluntad del Padre, estoy dispuesto a decir “sí” cada día, aunque cueste?” Y cuando no lo conseguimos, “¿soy sincero en el enfrentarme con Dios sobre mis dificultades, mis caídas, mis fragilidades? ¿Cuándo me equivoco, estoy dispuesto a arrepentirme y a regresar sobre mis pasos? ¿O hago como si nada y vivo llevando una máscara, preocupándome solo en aparecer como bueno y correcto? En definitiva, soy un pecador, como todos, ¿o hay en mi algo de corrupto?