El Papa prepara la entrada de dos nuevos purpurados en el Consejo de Cardenales

El Papa se reúne varias veces al año con nueve cardenales que le asesoran en el gobierno de la Iglesia universal. Francisco creó este consejo en septiembre 2013 con la misión de ayudarle en la reforma de la Curia Romana y en la administración del dia a día en la Iglesia Universal.

Francisco prepara la inclusión de dos nuevos purpurados. Se debe a que dos de los miembros, los arzobipos de Boston, Sean Patrick O'Malley, y de Maumbai (India), Oswald Gracias, cumplirán este 2024 los 80 años, la edad límite para pertenecer al consejo. Al igual que los cardenales, que dejan de ser elegibles a los 75 años, los obispos y los prefectos de los dicasterios, deben presentar la renuncia a esa edad, a la espera de que el Papa se la acepte. En este consejo, el Papa puede prorrogar su estancia en el cargo hasta los 80 años. Así lo establece el reglamento de la curia.

En 2023 salió el arzobispo emérito de Tegucigalpa, Oscar Rodríguez Maradiaga, pues cumplió 80 años en diciembre de dicho año.

En este Consejo de Cardenales hay dos españoles: Juan José Omella, arzobispo de Barcelona y exoresidente de la Conferencia Episcopal Española, y Fernando Vérgez, gobernador del Vaticano. Este mes de junio se está celebrando la tercera reunión de este año, tras las de febrero y abril.

Además, están Pietro Parolin, secretario de Estado Vaticano; Fridolin Ambongo Besungu, arzobispo de Kinshasa; Gérald Lacroix, arzobispo de Quebec; Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo y Sérgio da Rocha, arzobispo de San Salvador de Bahía.

Esta cita llega tras la participación del Papa en el G7 el pasado viernes 14 de junio. Aunque no han trascendido los contenidos de esta, en la de abril, los nueve cardenales y el Santo Padre trataron la aplicación de la Constitución Apostólica Praedicate Evangelium en las diócesis del mundo. Se trata de una Carta Magna que entró en vigor el 5 de junio del 2022, y que establece una mayor independencia de los obispos diocesanos en su toma de decisiones. Se trata de una ''sana descentralización'' de la sede vaticana cuando los obispos traten temas ''que no tocan la unidad de doctrina, disciplina y comunión''.