A iniciativa de Cáritas Española
“La desnutrición crónica infantil es como una cadena perpetua”
Cáritas Española ha convocado la Semana del Derecho a la Alimentación en la que expertos de cuatro países han explicado sus programas para combatir el hambre.
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Se trata de un taller de experiencias sobre el derecho a la alimentación en el que se han dado cita delegados de las Cáritas de Guatemala, Mauritania, Etiopía y Filipinas.
María Rosenda García, de Cáritas Guatemala, ha explicado el programa que están desarrollando en cuatro municipios de los departamentos de Sololá y Quetzaltenango, en los que se han propuesto acabar con la desnutrición infantil, a la que ha definido como “una cadena perpetua” para los niños que la sufren, ya que les dejará secuelas para toda la vida.
Por su parte, Abdoulaye Ba, delegado de Cáritas Mauritania, pone el foco en los avances que se han registrado en el desarrollo rural integral de las localidades del norte de Gorgol, una región desértica muy pobre. Además, este proyecto tiene una incidencia especial en la integración completa de las mujeres en sus comunidades, donde hasta ahora no se les reconocían muchos derechos fundamentales.
En Etiopía, el trabajo de cooperación se ha centrado en la promoción y apoyo a varias cooperativas agrícolas en la diócesis de Meki, tal y como ha explicado el director de Cáritas diocesana, Abba Gobezayehu Getachew, de la Cáritas Etíope.
Mientras, en Filipinas, el Padre Edwin Gariguez ha dado a conocer el programa Farm First de Cáritas, a través del cuál se ha impulsado en las comunidades locales la gestión de recursos y la formación de habilidades técnicas para una agricultura sostenible y adaptada al cambio climático.
En todos sus proyectos, los ponentes han dado especial relevancia al papel que juegan las mujeres a la hora de lograr los objetivos propuestos. Las mujeres tienen una importancia estratégica en los proyectos de seguridad alimentaria que lleva a cabo Cáritas, tanto para reducir los niveles de pobreza severa en las comunidades rurales como para lograr fortalecer su propio liderazgo como agentes de desarrollo y de transformación social.
Un ejemplo de ello ha sido la presencia de Minetou, una campesina mauritana que ha viajado a España como miembro de la delegación de Cáritas Mauritania y que ha podido salir de su país con el visto bueno de su marido.