María de la Concepción Carnero Valenzuela
Su vocación la llevó a dedicar su vida a la Compañia de las Hijas de la Caridad y a la enseñanza de ciencia en Santiago de Compostela
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El 6 de diciembre de 1909 nace en Santiago María de la Concepción Adelaida Carnero de Valenzuela. Hija de Eduardo Carnero Calvo, capitán de infantería y de María del Carmen de Valenzuela Ulloa, dedicada al gobierno de su casa, según consta en su expediente. Estudia el Bachillerato en el Instituto de Santiago con calificación de sobresaliente.
Inicia los estudios en la Facultad de Química en el año 1927. En su expediente consta que «demuestra poseer los idiomas de francés e inglés y presenta certificación de haber aprobado dos cursos de dibujo». Termina la carrera en 1931, realizando los ejercicios de grado en noviembre de 1932 con la calificación de sobresaliente. En su expediente aparecen los ejercicios realizados por la alumna en el examen de grado. El primer ejercicio es de Química orgánica, y el tema es Compuestos heterocíclicos. El segundo es de Química inorgánica, siendo el tema Tierras escasas.
A lo largo de su carrera trabaja junto a Fernando Calvet en el estudio de dioxinas. Dos trabajos suyos aparecen en el Boletín de la Universidad de Santiago: Las dioxinas 1-3. II: propiedades y derivados de la benzo-1-3-dioxina en 1932 y La obtención de la (alfa-beta)-Nafto-1-3-Dioxina, y su estudio comparado con el éter metilénico cíclico del peri-Dioxi-Naftaleno: las Dioxinas-1 -3, (V) en 1935. Estos dos trabajos citados son publicados también en Anales de la Sociedad Española de Física y Química y en el Chemical Abstracts.
Con posterioridad y como consecuencia directa de la llamada vocacional que recibió, comienza a dar clase de Química, Física, Ciencias Naturales y Matemáticas en el Colegio de Nuestra Señora de los Remedios de Santiago y al poco toma la decisión de formar parte de la Compañía de las Hijas de la Caridad, a quién dedica el resto de su vida personal y profesional, siempre trabajando en la docencia, creando y colaborando en las revistas internas del colegio y participando activamente en la puesta al día en sus centros de la Ley General de Educación de 1970. Muere en Madrid en el 2001.
Fascinante la vida de esta mujer, que encontró algo más importante que hacer que dedicarse a la hoy más que idolatrada carrera científica, incapaz de dar la felicidad por si misma a nadie.
*Tomado de ‘Las primeras docentes de ciencias en la Universidad de Santiago’, de Socorro Liste López y Xoana Pintos Barral
CONTRA FACTUM NON VALET ARGUMENTUM