Hay que seguir combatiendo el ébola, y también otros males y virus?Editorial Ecclesia
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Hay que seguir combatiendo el ébola, y también otros males y virus?Editorial Ecclesia
El martes 21 de octubre el equipo médico que, desde el día 6 del mismo mes, atiende a Teresa Romero anunció que la paciente, como avalan cuatro consecutivos análisis de sangre, ha superado la enfermedad, aunque todavía ha de permanecer un tiempo hospitalizada y en tratamiento para sanar asimismo algunos efectos secundarios que el virus haya podido ocasionar en su organismo. El lunes 27 de octubre las diez personas que todavía permanecían ingresadas, en aras al seguimiento de un posible contagio, fueron dadas de alta. España, de este modo, parece haberse liberado ya del letal ébola, al menos, como foco propio del mal.
La alegría y la satisfacción de médicos, sanitarios, pacientes y familiares es también la alegría y la satisfacción de toda la comunidad eclesial. Y al respecto, ecclesia hace suya la comunicación que, en su cuenta personal en Twitter, hizo pública, en la misma tarde del martes 21 de octubre, el secretario general de la CEE: "Me alegro y doy gracias a Dios de que Teresa Romero haya superado la infección por ébola. Gracias a todos cuantos la han ayudado. ¡Ánimo!". Una alegría y satisfacción, además de preciosa colaboración, que también expresó la religiosa guineana Paciencia Melgar (ver página 7), cuyo plasma sanguíneo, regenerado tras haber padecido el ébola en agosto pasado, en Liberia, ha podido ser determinante, en mayor o en menor medida, para la curación de Teresa Romero.
Dicho todo esto, la siguiente consideración que esta historia nos muestra es la necesidad de seguir combatiendo el ébola con todas nuestras fuerzas y hacerlo, de manera especial, allí donde surge y se hace fuerte la infección. Esto significa, como ya escribimos en nuestro Editorial del 4 de octubre pasado (número de ecclesia 3.747) y así se ha demostrado en España, Estados Unidos de América y algún otro país de Occidente, que el ébola no es solo problema de África y que es apremiante deber de todos el combatirlo y el no dejar solo y su suerte al continente africano. Lo demanda, además, el sentido común y práctico -hasta el interés- de una sociedad globalizada y sin fronteras, al menos, para los virus. No podemos estar todos los días hablando del ébola, pero no podemos tampoco bajar la guardia. Y ahora que en España las emergencias sanitarias correspondientes han declinado, no podemos olvidarnos de él y del inmenso reguero de impotencia y de muerte que esparce en su derredor.
En segundo lugar y mirando de nuevo a España, la crisis del ébola vivida estas semanas nos habla del magnífico sistema sanitario español y de sus profesionales, y también del valor y la generosidad de personas como Teresa Romero y Paciencia Melgar. A menudo, en España, nos dejamos llevar por el derrotismo y un crónico y cíclico sentimiento de complejo de inferioridad. Este complejo no se corresponde con la realidad, al igual que tampoco son buenos, nunca y menos aún en lo que a sanidad concierne, ni triunfalismo vano, ni la improvisación, ni la autocomplacencia.
Asimismo y como virus igualmente a combatir, hemos de estar vacunados y prevenidos frente a la politización partidista que de este caso se ha hecho y el que se haga en un futuro próximo. Es preciso, sí, saber qué ocurrió para Teresa Romero se infectará del ébola. Hay que conocer las causas por las que fallaron los protocolos. Hay, habrá, que depurar responsabilidades sobre errores, negligencias, imprevisiones e impertinencias (tomada esta palabra en su sentido literal y también metafórico?). Pero de ahí a atemorizar a la población y al exacerbamiento politizado, "sindicalizado" e hiperideologizado, dista un abismo. Abismo de cordura y de equidad al que también algunos medios de comunicación, con su tremendismo, sensacionalismo y búsqueda de réditos económicos y políticos, se precipitaron, al menos, durante los primeros días de esta crisis.
Otros virus sobre los que la crisis del ébola ha de ponernos en guardia son el egoísmo, la mezquindad y la insolidaridad. La nocividad del ébola no depende de los kilómetros que nos separen de él. La culpa del ébola en España no ha sido de los dos misioneros repatriados y, después, fallecidos. Lo que Miguel Pajares, Manuel García Viejo, Paciencia Melgar, Juliana Bonoha nos han traído es dignidad, ejemplaridad, solidaridad, entrega, cristianismo encarnado y altruismo. Valores estos que, en medio de crisis como la del ébola, son más necesarios que nunca y que no siempre abundan suficientemente.